El número de fallecidos y el sesgo racial en tiroteos policiales, no tienen fin en Estados Unidos. A dos años del asesinato de George Floyd, ni las reformas legislativas han logrado variar el escenario violento que se vive en este país norteamericano.
Protestas en contra del racismo y la violencia policial
El asesinato de Floyd en 2020, desnudó nuevamente la situación social en esta nación: el racismo y la brutalidad policial. El asesinato de Floyd, generó protestas y manifestaciones en todo el mundo.
Las revueltas iniciaron en Minneapolis, pero rápidamente se propagaron por más de 50 ciudades, donde la policía respondió con represión. Pero fue en Estados Unidos, donde millones, bajo el movimiento Black Lives Matter, salieron a las calles, a protestar en contra del racismo.
El debate público se encendió, sobre la crisis de violencia que atraviesa EE.UU.; sumado a la generación de propuestas sobre restricciones ante el actuar policial: prohibición del arresto sin orden legal y estrangulamientos.
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El policía que asesinó a Floyd, el ex oficial Derek Chauvin, fue sentenciado a cumplir más de 22 años de cárcel; mientras que los ex policías, J. Alexander Kueng y Thomas Lane, fueron declarados culpables de violar los derechos civiles del afrodescendiente, y enfrentarán cargos por criminalidad por instigar las acciones de Chauvin.
Nada ha cambiado en EEUU sobre la violencia racial
Pese a estas acciones legales, ¿ha cambiado la realidad del racismo en Estados Unidos? La respuesta es: ¡No! De acuerdo al más reciente informe del Mapping Police Violence, la policía estadounidense ha asesinado a 1,144 personas en 2021.
Las cifras son realmente alarmantes. De acuerdo al informe, 3 personas mueren por día, a manos de la policía en Estados Unidos. Y un ciudadano negro tiene 2.9 veces mayores posibilidades de morir, como resultado de la acción policial, que cualquier otra persona ciudadana de EE.UU.
La Organización de las Naciones Unidas, ha exigido a los Estados Unidos, adoptar una estrategia “transformadora”, para erradicar el racismo sistémico, que incluye la desmilitarización de las fuerzas policiales; y condena el uso excesivo de la fuerza policial y la impunidad ante casos de asesinatos policiales.