El consumo de cafeína ha sido relacionado con un menor riesgo de desarrollar deterioro cognitivo leve (DCL) o la enfermedad de Alzheimer, según nuevas evidencias científicas publicadas en la revista Alzheimer’s & Dementia.
Estos hallazgos refuerzan hipótesis sostenidas por investigaciones anteriores sobre los posibles beneficios neuroprotectores de la cafeína.
La cafeína, presente en alimentos como el café, té, cacao y bebidas energéticas, es conocida por sus efectos estimulantes sobre el sistema nervioso central, aumentando el estado de alerta y reduciendo la somnolencia. Sin embargo, este nuevo estudio va más allá, al profundizar en los beneficios potenciales de la cafeína sobre la función cognitiva.
La enfermedad de Alzheimer y su impacto
El Alzheimer es un trastorno neurodegenerativo progresivo que afecta principalmente a personas de la tercera edad. Se caracteriza por la acumulación anormal de proteínas beta-amiloides y tau en el cerebro, lo que interfiere con la comunicación entre las células cerebrales, provocando su muerte y, con ello, el deterioro cognitivo.
A medida que la enfermedad avanza, los pacientes experimentan pérdida de memoria, confusión, cambios de personalidad y dificultades para realizar tareas diarias. Actualmente, no existe una cura para el Alzheimer, aunque algunos tratamientos pueden mitigar sus síntomas.
Resultados del proyecto BALTAZAR
El estudio forma parte del proyecto BALTAZAR, que investiga los efectos de la cafeína sobre los cambios biológicos asociados con el Alzheimer.
Los investigadores analizaron durante cinco años a 263 pacientes mayores de 70 años con algún tipo de deterioro cognitivo o Alzheimer.
Durante ese período, se recopiló información sobre su ingesta de cafeína y se realizaron pruebas, como resonancias magnéticas y análisis de líquido cefalorraquídeo (LCR), para evaluar el impacto en el cerebro.
El análisis de los datos sugiere que el consumo regular de cafeína, ya sea a través del café matutino o de alimentos como el chocolate, podría estar contribuyendo a la protección de las funciones cerebrales a largo plazo. No obstante, los expertos advierten que estos resultados no deben interpretarse como una recomendación para consumir cafeína sin moderación.
Este estudio refuerza la idea de que la cafeína podría tener un rol protector en la salud cerebral, pero su consumo debe mantenerse dentro de los límites recomendados.