China ha detenido completamente las importaciones de gas natural licuado (GNL) procedentes de Estados Unidos durante más de diez semanas. Esta medida, motivada por un fuerte incremento arancelario, ha congelado de facto el comercio bilateral en este sector energético clave.
Según datos del Financial Times, el último envío registrado desde EEUU llegó a China el 6 de febrero. Un segundo cargamento, partió desde Texas con destino al gigante asiático, el cual fue redirigido a Bangladés, al no poder entrar antes del 10 de febrero, fecha en la que se impuso un arancel del 15%.
En la actualidad, los aranceles de China impuestos a los productos de EEUU son del 125%, y los de EEUU a China, son de 145%.
“Habrá consecuencias a largo plazo”, advirtió Anne-Sophie Corbeau, del Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia. Ahora, el sector energético teme un impacto estructural en proyectos de exportación en EEUU y México.
Este nuevo parón recuerda una interrupción similar que ocurrió durante el primer mandato del presidente Donald Trump, que se extendió por más de un año. En ese entonces, también se frenaron los contratos a largo plazo y las inversiones chinas en infraestructura energética. Hoy, se repite el patrón con implicaciones duraderas.
Las importaciones rusas son una alternativa estable
Pekín podría reforzar aún más sus vínculos energéticos con Moscú, en medio del distanciamiento con Washington. Según Zhang Hanhui, embajador de China en Rusia, “sé con certeza que hay muchos compradores… muchos están pidiendo a la Embajada que les ayude a establecer contactos con proveedores rusos”. Por su parte, Richard Bronze, de Energy Aspects, afirmó que “con el aumento de los aranceles hasta el punto de constituir un embargo efectivo, veremos una reorganización de los flujos comerciales”.