Por Hedelberto López Blanch

El régimen de Vladimir Zelenski se ha entregado económica y políticamente a Estados Unidos tras firmar un acuerdo que beneficia a Washington al darle acceso ilimitado a los recursos minerales de la nación europea.

Ucrania ha sido usada como la punta de lanza por las potencias occidentales para enfrentar a Moscú, y Zelenski pensó que con el enorme apoyo económico, político y militar que le proponían los miembros de la OTAN, podría derrotar a Rusia y convertir a Kiev en una potencia europea.

Desde el golpe de Estado contra el presidente Víctor Yanukovich en mayo de 2014, Ucrania se convirtió en un aliado especial de Estados Unidos (Washington coordinó y ayudó a fraguar el golpe). Además, Occidente amenazaba con expandir las fronteras de la OTAN hacia Rusia y a la par crearon varios laboratorios de armas biológicas en ese territorio ucraniano lo que también representaba una peligrosa amenaza para Moscú.

Con las masacres que las fuerzas fascistas ucranianas realizaban en toda la región del Donbas contra los rusos parlantes, y las tratativas para que ese país se integrara a la OTAN, al presidente Vladimir Putin no le quedó otra alternativa que lanzar el 24 de febrero de 2022, la Operación Militar Especial para desmilitarizar y desnazificar a Ucrania.

En los tres años transcurridos desde el inicio del conflicto, Estados Unidos y la Unión Europea, le entregaron armamentos y equipos a Kiev por 270 000 millones de dólares. Solo Washington le facilitó más de 182 000 millones, aunque el presidente Donald Trump asegura que la cifra se eleva a 350 000 millones, que ahora quiere recuperar. 

Tras la humillación pública que le infligió Trump a Zelenski durante una reunión en la Casa Blanca el pasado 28 de febrero, fue cancelada la firma de un documento que resarciría a Washington por el dinero entregado a Ucrania a cambio de materias primas de esa nación eslava. 

Por fin y después de grandes presiones y amenazas, el Parlamento ucraniano aprobó el 8 de mayo pasado el llamado Acuerdo Mineral en el que Washington aprovechó la desfavorable posición de Ucrania (con una guerra perdida en el frente y un gobierno débil) para imponer sus condiciones.

Según la compañía estadounidense Bloomberg, de asesoría financiera, software, data y media bursátil, el acuerdo dará a Washington un acceso privilegiado a nuevos proyectos de inversión para explotar los recursos naturales de Ucrania, como tierras raras, aluminio, grafito, petróleo y gas natural. 

Parlamentarios ucranianos han manifestado que “la mera cuestión de que representantes de un país extranjero puedan determinar en exclusiva las condiciones de explotación del subsuelo, es indignante. Los beneficiarios del acuerdo son el capital estadounidense y, quizás, una parte de la oligarquía ucraniana, pero no el pueblo trabajador”.

Con el documento firmado, que varios legisladores califican de leonino, se resarciría a Washington por el dinero entregado durante los últimos años a cambio de materias primas y prácticamente de la soberanía territorial. 

En sus artículos aparece que ambos países crearán un Fondo de Inversión para la Reconstrucción estadounidense-ucraniano en forma de sociedad limitada pero el contrato ofrece ventajas signifi-cativamente mayores a Washington. 

En otro acápite se lee que las normas limitan la posibilidad de adoptar leyes que puedan afectar negativamente a la aplicación del acuerdo, los beneficios estarán exentos de impuestos y las empresas podrán enviarlos al extranjero.

Los términos definitivos del convenio fueron silenciados hasta el último momento, lo que imposibilitó el debate público. Las negociaciones y los preparativos se llevaron a cabo en secreto, y la posición del régimen se desconocía.

Asimismo, las cuestiones sociales (condiciones de trabajo en el sector extractivo, el desarrollo sostenible) quedaron fuera y ni los sindicatos o las organizaciones medioambientales participaron en el debate.

Un dato es demostrativo de que Estados Unidos ha sido el mayor beneficiario en esta guerra. Antes de refrendar el actual convenio, BlackRock, una firma estadounidense administradora de activos, inversión, asesoramiento y gestión de riesgos, poseía la mitad de las tierras agrícolas de Ucrania. Ahora, como los tentáculos de un pulpo, las compañías estado-unidenses caerán sobre todas las riquezas naturales ucranianas y la soberanía del país estará cada día más erosionada.