Un equipo de científicos en China desarrolló un sensor de visión artificial capaz de adaptarse a cambios extremos de luz en apenas 40 segundos, superando en velocidad al ojo humano.
El avance fue logrado por investigadores de la Universidad de Fuzhou, quienes se inspiraron en la retina para crear un sistema eficiente, rápido y de bajo consumo energético.
El dispositivo simula el proceso de adaptación ocular del ser humano, que involucra la retina, el nervio óptico y el cerebro. Para lograrlo, el equipo utilizó puntos cuánticos de sulfuro de plomo integrados en capas de polímero y óxido de zinc. Estos materiales almacenan carga eléctrica en la oscuridad y la liberan cuando se exponen a luz intensa, lo que permite una transición rápida entre distintos niveles de iluminación.
Una de las principales innovaciones del sensor es su capacidad para filtrar información irrelevante, reduciendo el volumen de datos procesados y el consumo energético, dos de las principales limitaciones de los sistemas de visión artificial actuales. Esto se traduce en imágenes más nítidas y eficientes incluso en entornos lumínicos complejos.
Según explicó Yun Ye, autor principal del estudio, el sensor podría aplicarse de inmediato en vehículos autónomos y robots que transiten entre zonas con diferentes niveles de luz, como túneles o exteriores soleados. También podría servir como base para nuevos sistemas de visión de bajo consumo energético.
El desarrollo responde a una necesidad tecnológica clave: superar las limitaciones de los sensores convencionales, que suelen generar datos redundantes y presentar fallos ante cambios súbitos de iluminación. Gracias a su rapidez y eficiencia, este avance representa un paso importante hacia una visión artificial más precisa, versátil y funcional.
El estudio fue publicado en la revista científica Applied Physics Letters, especializada en avances en física aplicada y nuevas tecnologías.