En 2025, la Tierra experimentará tres de los días más breves registrados en la historia moderna, según el astrofísico Graham Jones, divulgador científico.
Los días 9 de julio, 22 de julio y 5 de agosto durarán menos de 24 horas debido a una menor influencia gravitacional de la Luna, que estará más alejada del ecuador terrestre en esas fechas.
La diferencia será mínima, pero real: el 9 de julio terminará 1,30 milisegundos antes de completar las 24 horas; el 22 de julio, 1,38 milisegundos antes; y el 5 de agosto, hasta 1,50 milisegundos antes.
Aunque imperceptibles para la mayoría de las personas (un parpadeo rápido dura unos 100 milisegundos) estas variaciones pueden tener impacto en tecnologías sensibles como los sistemas GPS, que se basan en relojes atómicos sincronizados con la rotación exacta de la Tierra.
Este fenómeno no es nuevo, en 2020, el día más corto registrado había sido de -1,05 milisegundos. Sin embargo, desde entonces se han reportado cifras menores: el 5 de julio de 2024 con -1,66 milisegundos, y el 9 de julio de 2021 con -1,47 milisegundos.
De 10 a 24 horas: así ha variado la duración del día en millones de años
Aunque todavía no se comprende del todo por qué el planeta está rotando ligeramente más rápido, se sabe que este tipo de variaciones afectan la medición del tiempo a nivel global.
Históricamente, la duración del día ha variado significativamente. Un estudio publicado en 2023 en la revista Science Advances, liderado por el científico Norman Murray, reveló que hace 4.500 millones de años, cuando se formó la Luna, el día en la Tierra duraba menos de 10 horas.
Con el paso del tiempo, la atracción gravitacional del satélite natural ha ido frenando gradualmente la rotación del planeta, alargando los días. En épocas más recientes, como hace 2.000 y 600 millones de años, la duración diaria se mantenía de forma estable en unas 19,5 horas.
Aunque las diferencias actuales no representan un cambio tangible en la vida cotidiana, los científicos aseguran que seguirán monitoreando el comportamiento del planeta, cuyo “reloj” natural parece estar acelerando su ritmo, milisegundo a milisegundo.