El ser humano ha sufrido cambios en la pelvis, siendo el resultado de distintas fases de desarrollo genéticos y evolutivos en el cuerpo, reveló un estudio de la Universidad de Harvard.  

En lugar de basarse en fósiles, los autores analizaron 128 muestras de tejidos embrionarios humanos y de cerca de 24 especies de primates, conservadas en museos de Estados Unidos y Europa.

Los investigadores descubrieron que, en los humanos, la parte superior de la pelvis no crece hacia arriba como en otros primates, sino que se ensancha hacia los lados.

Ese cambio en el desarrollo embrionario del hueso hizo que la placa alcanzara un ángulo de 90 grados, lo que finalmente nos dio mayor equilibrio y un caminar mucho más estable.

¿Cómo evolucionó nuestra cadera?

Los científicos demostraron que la cadera humana no se desarrolla de la misma manera que la de los primates y que, hacia el día 53 de crecimiento embrionario, la placa ósea de la cadera comienza a ensancharse.

También, se demostró que a las 10 semanas el cuerpo reflejaba que a medida que crecía, cambiaba la forma geométrica de la cadera.

Por otro lado, se encontró que más de 300 genes, portadores de la información genética que pasa de una generación a otra, podrían ser los causantes de los cambios en la evolución del ser humano.

Hace miles de años, la pelvis humana enfrentó la presión evolutiva del llamado ‘dilema obstétrico’: debía ser lo bastante estrecha para permitir el movimiento, pero lo suficientemente ancha para facilitar el nacimiento de bebés con mayor desarrollo cerebral.

Todos los estudios del desarrollo de la pelvis del ser humano reflejaron la evolución hacia la bipedestación completa, es decir, la capacidad de mantener el cuerpo humano erguido y equilibrado.