Israel inició la retirada de sus tropas hacia las posiciones acordadas en el marco del acuerdo de alto al fuego, mientras cientos de familias palestinas desplazadas retornan hacia el norte del enclave prácticamente pulverizado y en escombros por la agresión israelí.
Este movimiento marca el inicio de una frágil esperanza para miles de personas que buscan reencontrarse con lo que quedó de sus hogares tras el genocidio perpetrado por Israel.
El acuerdo entre las partes establece la “fase uno” del alto al fuego, que contempla el intercambio de prisioneros y la retirada progresiva de tropas israelíes de varias áreas de Gaza.
La agresión israelí provocó una catástrofe humanitaria sin precedentes en la Franja de Gaza, donde al menos 67.194 personas fueron asesinadas y 169.890 resultaron heridas, según cifras locales.
Sin embargo, miles más permanecen sepultadas bajo los escombros de los edificios destruidos durante los bombardeos.
En medio de la devastación, el retorno de las familias palestinas simboliza tanto el dolor por las pérdidas humanas como el anhelo de reconstruir la vida entre ruinas, en un territorio marcado por el hambre, la escasez y la destrucción casi total de su infraestructura civil.