
La NASA logró un avance histórico al completar con éxito el primer vuelo del X-59, su avión experimental diseñado para superar la barrera del sonido sin producir los característicos estallidos sónicos.
La aeronave, desarrollada en conjunto con Lockheed Martin, despegó desde Palmdale, California, y aterrizó una hora más tarde en la Base Aérea Edwards, en el desierto de Mojave, inaugurando así una nueva fase del programa Quiet SuperSonic Technology (QueSST).
El vuelo, realizado el 28 de octubre, se mantuvo en fase subsónica, pero marcó el inicio de un proceso que podría redefinir la aviación moderna.
Durante 67 minutos, el piloto Nils Larson verificó los controles y sistemas de vuelo, confirmando el rendimiento esperado del prototipo.
Lockheed Martin, el X-59 operó “exactamente como estaba previsto”, abriendo el camino a pruebas futuras que evaluarán su desempeño en velocidad supersónica y su impacto acústico.
El proyecto busca demostrar que es posible volar a Mach 1.4 (más de 1.500 km/h) sin generar el ruido ensordecedor que llevó a prohibir los vuelos supersónicos comerciales en Estados Unidos desde 1973.
Gracias a su fuselaje estilizado, su morro afilado y su motor superior, el X-59 dispersa las ondas de choque para reducir el ruido a unos 75 decibelios, similar al cierre de una puerta de automóvil.
En los próximos meses, la NASA realizará vuelos de prueba sobre distintas comunidades para estudiar cómo perciben las personas el “golpe sónico” atenuado.
Si los resultados confirman un nivel de ruido aceptable, la Administración Federal de Aviación (FAA) podría reconsiderar las restricciones vigentes, permitiendo el regreso de los vuelos supersónicos comerciales sobre tierra firme tras más de cinco décadas.
El X-59, conocido como el “hijo del Concorde”, simboliza el renacer de un sueño interrumpido. Más allá del transporte de pasajeros, sus aplicaciones podrían abarcar el envío rápido de órganos, suministros médicos o ayuda humanitaria.
