La disminución de la población mundial ha iniciado a ser una realidad, en diferentes naciones los nacimientos de bebés han descendido de manera impresionante en comparación a años anteriores, y esta actual tasa de recién nacidos ya es motivo de debate y preocupación en varias latitudes del planeta.
Según datos del Global Burden of Disease, un estudio internacional respaldado por la Organización Mundial de la Salud, la tasa de fertilidad del planeta fue de 2,3; acercándose al 2,1 necesarios para que la población del mundo empiece a mermar.
A este dato se agrega que las muertes han pasado de 50.7 millones en el año 2000 a 56.5 millones en 2010, y aunque la desaceleración del crecimiento poblacional inició en los años 80, se ha aproximado a un punto en que esta empieza a descender considerablemente.
Existen ciudades de Italia donde las salas de maternidad empiezan a cerrar. China experimenta el surgimiento de ciudades fantasmas en el noreste. Alemania demuele propiedades vacías para convertirlas en parques. Incluso países como México y la India, con índices de natalidad altos, han disminuido a la media de 2,1.
En el caso de Uruguay, en 2021 sus niveles de fecundidad cruzaron la línea, y rompieron un record histórico, del registró de 49 mil nacimientos en 2015 se redujo a menos de 35 mil bebés, es decir; 1,4 hijos por mujer “en edad de ser madre”. Asimismo, el Instituto Nacional de Estadística (INE) uruguayo detalló que el 15 % de su población, se encuentra en un rango de más de 65 años.
En Corea del Sur las universidades no encuentran estudiantes suficientes para llenar sus aulas. De hecho, Corea del Sur es el país del “mundo desarrollado” con la tasa de natalidad más baja: 0.92. El número de personas de 18 años ha disminuido de 900 mil en 1992 a 500 mil en la actualidad.
Según las proyecciones de un grupo de científicos, publicadas en 2021 por la revista The Lancet, para 2100, 183 países y territorios de un total de 195, tendrán tasas de fertilidad menores a las del nivel de reemplazo. China, por ejemplo, pasará de 1,410 millones de habitantes que registra actualmente a 730 millones en el año 2100. El motivo de la baja tasa de natalidad no es uno, sino varios. Por ejemplo, en el caso de China, la política de un solo hijo ha contribuido a la reducción de nacimientos. El reconocimiento de los derechos de las mujeres y el empoderamiento de estas en varias partes del mundo también ha contribuido a que los hijos dejen de ser un complemento “necesario” del matrimonio.
Factores como las crisis económicas, el cambio climático, el estilo de vida y la infertilidad son también situaciones que contribuyen a que las nuevas generaciones millennials (los nacidos a inicios de los 80´s y finales de los 90´s) y los centenials (nacidos entre finales de los 90 y 2010) opten por no tener hijos.
Una investigación del Centro Pew Research señala que debido a la pandemia, más de la mitad de las personas pertenecientes a la Generación Z (centennial), reportaron haber perdido su trabajo o que alguien en su casa lo perdió, por lo que tienen un futuro incierto.
En Europa, Italia y España, los dos países con el mayor porcentaje de personas que no quieren hijos, son los lugares con la mayor tasa de desempleo en jóvenes en el continente.
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La firma analista de mercado YouGov, realizó una encuesta donde el 5 % de las personas manifestaban no querer tener hijos por el cambio climático, y un 9 % consideró que el mundo “está sobrepoblado”. También, el 10 % declaró no querer tener hijos para no cambiar su estilo de vida. La fertilidad también parece estar en declive. De 1973 a 2011, la concentración de espermas en los hombres ha descendido un 52 %, y los abortos espontáneos han aumentado 1 % cada año desde hace dos décadas, reveló un estudio de la epidemióloga ambiental y reproductiva estadounidense Shanna Swan, publicado en el libro Cunt Down, en el año 2021.
Ante esta realidad, los países han empezado a buscar formas de adaptación a esta crisis de natalidad. Corea del Sur ha iniciado a fusionar universidades. Japón decidió unificar municipalidades. Suecia trasladó recursos de las escuelas a centros de atención para ancianos. Los demógrafos también han pedido que se considere que ahora las mujeres tienen menos hijos porque es su deseo, poblaciones más bajas podrían significar salarios más altos y mejor calidad de vida para los niños que nacen.
Sin embargo, hasta el momento, en ningún país donde las tasas de natalidad son bajas se han registrado aumentos salariales ni hay evidencia de menor presión sobre el medioambiente; y en la mayoría de los países se ha optado porque la gente mayor siga trabajando. De hecho, en Alemania se estudia en elevar la edad de retiro desde los 67 a los 69 años.