El ministro británico de Exteriores, James Cleverly, reveló sus planes de visitar las Islas Malvinas, territorio disputado entre Argentina y Reino Unido. En respuesta, el gobierno argentino anunció «formales protestas diplomáticas» y expresó su «repudio».
«Lo estaremos esperando con las formales protestas diplomáticas y el debido repudio a una acción que se preanuncia como provocación innecesaria que desafía al derecho internacional», advirtió el secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur de la Cancillería argentina, Guillermo Carmona, en la red social X.
Protestas y repudio a la visita de ministro británico
El político argentino criticó la pretensión de Cleverly de visitar las Islas Malvinas, en lugar de optar por el diálogo propuesto por el canciller argentino, Santiago Cafiero. Carmona señaló que la visita «elige seguir comprometiendo la dañada reputación de su país en la Cuestión Malvinas», y añadió que la acción se percibe como «un acto anacrónico de imperialismo colonial».
Cleverly, al anunciar su visita, destacó la necesidad de defender «el derecho a que la gente pueda ejercer la autodeterminación». Sería la primera visita de un ministro del Reino Unido al archipiélago desde 2016.
Argentina y el Reino Unido tienen una larga historia de disputa por las Malvinas, que culminó en una guerra en 1982. El tema ha sido motivo de tensiones y desencuentros a lo largo de los años.
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Asimismo, la última resolución del Comité de Descolonización de la ONU, en junio de 2023, instó a ambos países a negociar para encontrar una solución pacífica en línea con las resoluciones de la Asamblea General.
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La Constitución argentina reformada en 1994 reafirmó la «legítima e imprescriptible soberanía» sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares. Argentina considera el referendo de 2013, en el que los isleños votaron a favor de mantener el estatus del archipiélago como territorio de ultramar del Reino Unido, como ilegal y carente de valor para el Derecho Internacional.