México ha emprendido una importante campaña contra la rusofobia, fenómeno social que ha sido promovido masivamente por Occidente en contra de Rusia. Imágenes con las figuras de científicos, artistas y personalidades universales rusas, han aparecido en la Ciudad de México y en otras localidades mexicanas con la etiqueta #DejaDeOdiaraLosRusos. La embajada de Rusia en ese país, catalogó la acción de “muy importante y necesaria” en el contexto donde “algunos países intentan cancelar a todo lo ruso”.
Censura mientras la rusofobia se expandía por Occidente
La etiqueta también ha sido utilizada en redes sociales para detener la ola de “rusofobia” surgida a raíz del conflicto Rusia-Ucrania. Tras este conflicto, gobiernos y empresas occidentales iniciaron una censura sin precedentes, en contra de los medios de comunicación rusos, de manera que solo exista una versión de los hechos desatados tras la guerra.
La cadena Russia Today (RT) fue sacada del aire en varios países de la Unión Europea y en varios servicios de cable de América Latina. También la agencia Sputnik fue censurada. La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, declaró que no podía permitir que “la maquinaria mediática del Kremlin difunda sus mentiras”.
Ricardo Gutiérrez, de la Federación Europea de Periodistas expresó que la regulación de los medios de comunicación “no es competencia de la Unión Europea, sino de los Estados”.
“Este acto de censura puede tener un efecto totalmente contraproducente para los ciudadanos que siguen los medios prohibidos” denunció Gutiérrez periodista español, quien además planteó que, “es mejor contrarrestar la desinformación denunciando sus errores fácticos o mal periodismo, demostrando su falta de independencia financiera u operativa…”.
Rusofobia trascendió más allá de los medios y la política
Exclusión de atletas rusos de los Juegos Paralímpicos, prohibición de las proyecciones de cine en suelo ruso, suspensión de operaciones de diversas empresas como Coca Cola, Microsoft, Ikea y muchas otras que conforman una lista de más de 600. Cambio de nombres de platillos tradicionales con el nombre de Rusia por Ucrania, boicots a restaurantes, suspensión de actividades culturales rusas, despido en instituciones culturales a personas de nacionalidad esa nacionalidad, entre otras acciones.
Ante esta vorágine, la campaña iniciada en México supone un respiro contra la desinformación promovida por Occidente. «Hay una estrategia mediática y un interés en Europa Occidental de mantener una narrativa pro-OTAN que justifique la mayoría del accionar de los Gobiernos, para evitar críticas sociales sobre esas conductas», expresó al medio Sputnik, Moisés Garduño, internacionalista de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y doctor en Estudios Árabes e Islámicos por la Universidad Autónoma de Madrid.
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Sin lugar a duda, la guerra cognitiva a través de los medios de comunicación, juega un papel de prioridad en la política internacional, para establecer “verdades” a través de acciones, sin aparentes escrúpulos, que favorecen a los bloques ideológicos en la geopolítica mundial.