Las dos economías más grandes del mundo, Estados Unidos y China, compiten por la supremacía tecnológica. El gigante asiático ha avanzado rápidamente en su programa de modernización, asignando una parte considerable de su Producto Interno Bruto (PIB) a la investigación y desarrollo.
Sin embargo, esta estrategia ha generado tensiones con Washington, que ha implementado diversas medidas para impulsar su propio desarrollo tecnológico y frenar el avance chino. A pesar de los esfuerzos de Estados Unidos, Pekín continúa avanzando sin detenerse.
A pesar de las restricciones impuestas por Estados Unidos, China ha demostrado una notable capacidad de resistencia. El lanzamiento del Huawei Mate 60 representó un hito para China, ya que fue el primer teléfono inteligente con un procesador fabricado íntegramente con componentes chinos.