
El Gobierno de Estados Unidos anunció oficialmente la firma de un acuerdo económico con China, resultado del encuentro entre los presidentes Donald Trump y Xi Jinping. El documento, divulgado por la Casa Blanca, plantea una serie de compromisos mutuos para estabilizar las relaciones comerciales tras años de tensiones arancelarias.
“Este acuerdo comercial y económico corona el exitoso viaje del presidente Trump a Asia”, señala la declaración oficial, que destaca la disposición de Washington a reducir algunos aranceles impuestos a las importaciones chinas.
Por su parte, Pekín se comprometió a suspender los aranceles de represalia y a retomar la compra de productos agrícolas estadounidenses, entre ellos la soja, mientras que Estados Unidos reducirá el 10 % de los gravámenes acumulados y mantendrá congeladas varias medidas punitivas hasta 2026.
“China ha demostrado que la cooperación, no la confrontación, puede generar resultados mutuamente beneficiosos”, indicó el Ministerio de Comercio chino, subrayando que el pacto permitirá fortalecer la estabilidad de los mercados globales.
Además de los compromisos agrícolas, el acuerdo incluye la reanudación del comercio de semiconductores de generaciones anteriores y la flexibilización de restricciones sobre materiales estratégicos como las tierras raras, en las que China mantiene una posición dominante a nivel mundial.
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Analistas internacionales consideran que el acuerdo representa un triunfo diplomático para Pekín, que logró obtener concesiones clave sin alterar su estrategia industrial ni su liderazgo tecnológico. Según The New York Times, mientras Washington buscó un alivio inmediato, China consolidó su posición como actor indispensable en la economía global.




