China, el gigante asiático, ha llamado a su proyecto más ambicioso: La Nueva Ruta de la Seda, una infraestructura comercial nunca antes vista en el mundo.
Nueva Ruta de la Seda en curso
Una antigua ruta comercial y la más grande red de transferencia de productos en la historia del mundo, resurge. Una inversión multimillonaria para conectar los cinco continentes a través de todos los medios de transporte disponibles. China con un claro objetivo: alcanzar en pocos años el puesto de la primera economía mundial.
Un total de 139 países; entre estos 30 europeos, 37 asiáticos, 54 africanos y 13 Latinoamericanos, se han aliado a la iniciativa china para unir al mundo en rutas comerciales por tierra, mar y aire.
El presidente de la República China, Xi Jinping, ha destacado que “la franja y la ruta no es un club exclusivo, su objetivo es promover el desarrollo sostenible”.
Así mismo enfatizó en que están “convencidos que una China más abierta se integrará mejor internacionalmente y aportará mayor progreso y prosperidad a China y al mundo”.
¿Por qué la Nueva Ruta de la Seda?
Desde el Siglo I de nuestra era, China trazó una serie de rutas que conectaban comercialmente al imperio con diferentes culturas en el mundo conocido.
Hacia el sur, las vías de tierra y mar unían la actual India, Tailandia, Malasia e Indonesia. Sin embargo, el mayor flujo estaba orientado hacia el oeste.
El imperio romano conoció de las raras especias y productos elaborados en los confines chinos y generó una demanda creciente de estos por varios siglos.
El producto más importante fue la seda, dado que para los romanos era un misterio la manera en la que era producida. Fue tan famoso este producto en las caravanas mercantes que el sistema de rutas para abastecer a Europa fue conocido como Ruta de la Seda en su honor.
China: La primera economía mundial
En pleno siglo XXI, China acelera el paso en todos los continentes para afianzar la Nueva Ruta de la Seda.
El objetivo es obvio, convertir al Gigante asiático en la primera economía del mundo, muy por encima de Estados Unidos. El ambicioso proyecto estaría generando el 55 % del PBI mundial, utilizaría el 75 % de las reservas energéticas conocidas en el mundo e involucraría al 70 % de la población a nivel global.
El proyecto consta de dos grandes vías: la primera es un corredor terrestre que une a China con Pakistán, Afganistán, Turquía, Rusia, Kazajistán, Turkmenistán, Kirguistán, Uzbekistán y Tayikistán hasta llegar a Europa del Este mediante los Balcanes, utilizando las líneas ferroviarias existentes y construyendo nuevas para conectar comercialmente Asia con Europa, igual a la ruta de la seda de hace dos mil años.
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En este sentido, Sirojiddin Muhriddin, ministro de relaciones exteriores de Tayikistán, expresó que en la etapa actual, la gran Ruta de la Seda está diseñada para expandir la interconexión” entre nuestros países, así como crear un espacio comercial y económico conjunto que contribuya al desarrollo y prosperidad de nuestra región”.
La segunda vía es una ruta marítima para llegar a Medio Oriente, África y América Latina, lo que implica la construcción de puertos comerciales en los océanos Índico y Pacífico. Esto implica la edificación de 41 oleoductos, 199 centrales energéticas, 203 rutas de conexión como carreteras, vías férreas y puentes.
El monto total de estas megaconstrucciones asciende a más de 60 mil millones de dólares. Apenas una parte de los 1.7 billones de dólares, que China planea desembolsar, para concretar la ruta hasta el año 2030.
Estados Unidos tambalea ante el proyecto chino
La trascendencia del gigantesco proyecto asiático, remueve malestares en el exterior, en especial de Estados Unidos, que ha catalogado a La Nueva Ruta de la Seda como un plan del “nuevo colonialismo”, o bien como un “señuelo” bélico para instalar bases militares en todo el mundo.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, llegó incluso a afirmar que “lo planteado por China es diferente; China es el único país con el poderío económico, diplomático, militar y tecnológico que puede desafiar seriamente el sistema internacional estable y abierto a todas las reglas, valores y relaciones que hacen que el mundo funcione como queremos”.
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Sin embargo, ninguno de los países aliados a la mega obra, la ven como una amenaza; por lo contrario, la visionan como una oportunidad única para desarrollarse, especialmente América Latina, donde la presencia de China es más latente, y los proyectos a futuro en esa región son claves.
El presidente de Argentina, Alberto Fernández, ha considerado que “La Ruta de la Seda es una convocatoria de China al mundo, que aspira a cimentar mejores canales comerciales y mejores vínculos comerciales, partiendo de buenas reglas comerciales”.