China alcanzó un hito en su programa espacial, al lanzar con éxito un satélite destinado a actuar como puente de comunicaciones entre las operaciones en la Tierra y una próxima misión en la cara oculta de la Luna.
El cohete Long March 8 despegó de la provincia insular meridional de Hainan, transportando el satélite Queqiao-2, de 1.2 toneladas métricas, nombrado en honor a un puente mitológico hecho de urracas, junto con dos satélites en miniatura, Tiandu-1 y Tiandu-2, informaron medios estatales.
La misión de Queqiao-2 es crucial debido a la peculiaridad de la Luna: su cara cercana siempre está orientada hacia la Tierra, lo que dificulta la transferencia de datos desde la cara oculta debido a la falta de línea de visión directa.
En este sentido, Queqiao-2 orbitará el satélite lunar y servirá como anclaje de señales hacia y desde la misión Chang’e-6, programada para lanzarse en el mes de mayo.
La misión robótica Chang’e-6 tiene como objetivo recuperar muestras de una antigua cuenca lunar, marcando la primera vez que se obtendrá material lunar de la cara oculta de la Luna.
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Se proyecta que, en 2040, Queqiao-2 formará parte de una constelación de satélites de retransmisión que facilitarán las comunicaciones para misiones lunares tripuladas y exploraciones en otros cuerpos celestes como Marte y Venus.
Además, los minisatélites Tiandu-1 y Tiandu-2 llevarán a cabo pruebas cruciales para la construcción de una constelación.
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Dicha constelación no solo proporcionará apoyo en comunicaciones, navegación y teledetección, sino que también respaldará la estación de investigación china planificada en el polo sur de la Luna.