
Con un superávit comercial del billón de dólares, China logró un hecho sin precedentes, pese a la guerra arancelaria impuesta por Estados Unidos, según informó la Administración General de Aduanas de China.
Frente a la guerra comercial impuesta por Donald Trump, China reorientó sus exportaciones hacia África, Europa, Asia y América Latina, alcanzando 1,08 billones de dólares en superávit durante los primeros 11 meses del año, una cifra que ningún país en el mundo había registrado.
“El papel del redireccionamiento comercial para compensar el lastre de los aranceles estadounidenses parece seguir aumentando”, escribió Zichun Huang, economista de Capital Economics.
Las exportaciones chinas ascendieron a 3,4 billones de dólares, mientras que sus importaciones disminuyeron ligeramente a 2,3 billones, lo que elevó el superávit comercial.
Este ascenso se fundamenta en décadas de políticas industriales que transformaron al país de una economía agraria en los años setenta a una potencia manufacturera global. A ello se suman precios internos a la baja y un yuan débil, factores que han hecho más competitivos los productos chinos frente a Europa y EEUU.
China amplió su industria a nuevos sectores
China consolidó su dominio global en sectores electrónicos, donde exportó más de un billón de dólares en 2024, y avanzó hacia industrias de mayor valor como vehículos eléctricos, paneles solares y semiconductores, fortaleciendo su presencia en los mercados de Japón y Alemania.
Asimismo, mantiene un papel decisivo en el mercado de tierras raras, extrayendo más del 60 % de estos metales y procesando alrededor del 90 % del suministro mundial.
A lo largo del 2025, las exportaciones chinas crecieron un 5,9 %, en contraste con un aumento del 1,9 % en importaciones, lo que amplió el superávit en más de un 21 %.
También abrió centros de producción fuera de su territorio para sortear restricciones comerciales, consolidando así su posición como la principal “fábrica del mundo” en una etapa de transición tecnológica acelerada.




