La comunidad científica descubrió una sustancia con propiedades antienvejecimiento en animales, llamada “rapamicina”.
De acuerdo a Matt Kaeberlein, investigador de la Universidad de Washington en Seattle, Estados Unidos, la rapamicina “es el fármaco más sólido y reproducible” al tratarse de la prevención del antienvejecimiento.
Aislada de una bacteria, esta molécula demostró ser altamente efectiva en la prevención del rechazo en pacientes que se habían sometido a trasplantes. Al suprimir el sistema inmunológico, la rapamicina permitió que el organismo aceptara el órgano trasplantado, mejorando significativamente la calidad de vida de los pacientes.
Además de sus aplicaciones en el campo de los trasplantes, estudios posteriores sugirieron que la rapamicina, podría tener un papel clave en el tratamiento de otras enfermedades como el cáncer y las enfermedades cardiovasculares e investigaciones en modelos animales mostraron que podía prolongar la vida y retrasar el envejecimiento.
Desarrollo de nuevos tratamientos
Este prometedor hallazgo generó gran expectativa en la comunidad científica, que trabajó arduamente para comprender los mecanismos moleculares que subyacían a estos efectos y así desarrollar nuevos tratamientos basados en este fármaco.
No obstante, aunque la rapamicina representó un gran avance en el campo de la medicina, su uso no estuvo exento de riesgos. Al suprimir el sistema inmunológico, los pacientes tratados con rapamicina fueron más susceptibles a infecciones.