Terror, muerte, tortura miseria, violencia, corrupción e impunidad son algunos de los términos decadentes que definieron el período de 43 años de la dictadura somocista, en el que el pueblo de Nicaragua no encontró otra forma que la lucha armada para derrocar al último dictador: Anastasio Somoza Debayle, conocido también como “el último infante de marina” de los Estados Unidos en Nicaragua.
Catalogada como una de las dictaduras más sanguinarias de América Latina, la tiranía somocista, torturó y asesinó cruel y sistemáticamente a miles de nicaragüenses, sin distinción alguna: mujeres, niños y hombres, durante años, fueron ejecutados a diario en la nación centroamericana.
La oprobiosa dictadura bombardeo ciudades enteras, donde la población civil se encontraba indefensa, devastando el país, y sumiendo en un profundo luto y terror a los nicaragüenses.
La Guardia Somocista desató una represión salvaje, eran animales
El Comandante Guerrillero, Omar Cabezas, décadas después describió como fue el período somocista: ¡Vos no sabes lo que era, todos los días del mundo, cinco muertos tirados en distintas ciudades, seis muertos, todos los días, no estoy exagerando!, declaró en una entrevista exclusiva a JP+.
El excombatiente de le Revolución nicaragüense, refirió enfáticamente que “cuando los guardias (de Somoza) empiezan a detectar la presencia de nosotros (los sandinistas), empiezan entonces a desatar una represión salvaje, tenés que tener mucha imaginación, para entender la conducta que no tiene ni nombre; eran animales, todas sus tropas élites entrenadas en el Canal de Panamá por los oficiales norteamericanos”.
“Son guerreristas, los gobiernos de los Estados Unidos tienen políticas de muerte, al menos respondo por mi país. Los políticos y el Ejército de los Estados Unidos, están manchados para toda su vida, porque nos arrasaron la economía, nos mataron miles de jóvenes, lisiados miles de jóvenes, acabaron con la vida y la felicidad de miles de mujeres y hombres nicaragüenses. ¡No tienen perdón de Dios!”, denunció Cabezas sobre quienes entrenaron a la Guardia Nacional.
Así se desarrolló el sanguinario período de la Dictadura somocista
En 1925, los Estados Unidos presionan a los políticos nicaragüenses para aprobar la Ley Creadora de la Guardia Nacional de Nicaragua, pero no será hasta 1927 que la misma sería finalmente establecida. Fundada, entrenada y dirigida por el ejército norteamericano, la Guardia Nacional se convertiría en el instrumento de Washington en Nicaragua, y su encargado, Anastasio Somoza García, sería el fundador de una de las dictaduras más crueles de América Latina y del mundo.
Marines en Nicaragua. La dictadura somocista fue consecuencia directa de la intervención norteamericana en el país.
Según el “Breve análisis de la lucha popular nicaragüense contra la dictadura de Somoza”, dado a conocer en marzo de 1960 por los fundadores del FSLN: Carlos Fonseca y Silvio Mayorga; ante la Federación de Centros Universitarios de la Universidad Central de Venezuela, la instauración del somocismo formó parte de un “plan fascista internacional para la instauración de gobiernos basados en la fuerza reaccionaria”.
Sin embargo, la dinastía somocista se caracterizó por una peculiar forma de ejercer el poder a través de la explotación, la desigualdad, las amenazas, la represión, el asesinato y especialmente una cruel saña con la que aterrorizaba a los más pobres del país.
Somoza era dueño de Nicaragua
La familia Somoza se convirtió en la más rica de Nicaragua. En 1941 Somoza García expropió las propiedades de todos los alemanes residentes en el país y los expulsó a campos de concentración en Estados Unidos como muestra de su servilismo al país norteamericano durante la segunda guerra mundial.
Para 1946, los Somoza eran los principales exportadores de café del país. Posteriormente, las mejores fincas ganaderas pasaron también a ser propiedad de Somoza, garantizándose también la única planta pasteurizadora del país: La Salud.
La marina mercante nicaragüense y Líneas Aéreas de Nicaragua también eran propiedad de Somoza, además de otras empresas estratégicas para la economía de Nicaragua. Sumado a eso, producía alcohol, permitía “juegos prohibidos”, la prostitución y pagaba las planillas de sus fincas con recursos del Estado. Somoza García, tenía sueldos por concepto de presidente, de jefe director del Ejército, de gerente general del Ferrocarril, y de un sinnúmero de puestos más.
La Guardia Nacional: instrumento de terror y sostén del somocismo
La Guardia había sembrado el pánico desde sus inicios, y muy en particular en las zonas rurales de acción guerrillera, hasta el punto de que el campesinado la identificaba con sufrimiento y muerte. Para asegurar la fidelidad de sus soldados, el somocismo les permitía beneficiarse de sus puestos. Generales, oficiales y rasos, se aprovecharon de sus cargos para enriquecerse. Era común que, tras el arresto o asesinato de campesinos, las tierras de estos quedaran en manos de guardias, así como de jueces de mesta.
El lema del Somocismo siempre fue: “Plata para los amigos, plomo para los enemigos y palo para los indiferentes”.
Para asegurarse esto se crearon distintas instituciones tales como la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería (EEBI) implantada por Anastasio Somoza Portocarrero, como unidad de élite contrainsurgencia y especializada en terribles masacres contra la población nicaragüense.
La “Mano Blanca” donde operaban asesinos bajo encargos puntuales y previamente analizados para asesinar selectivamente, especialmente a dirigentes sindicales o militantes del Frente Sandinista.
La Oficina de Seguridad Nacional (OSN), donde había una combinación de asesinos e investigadores, que pasaban información directamente al dictador o a los jefes de operaciones de la Guardia sobre los movimientos sandinistas o que atentaban contra el régimen.
El Servicio Anticomunista (SAC) daba seguimiento específico a políticos opositores cercanos a la ideología marxista‑leninista.
Según crónicas de la época: La base de todo está cimentada en una extraña jerarquía de terror: el que recibe la orden de investigar a la persona, teme a quien le ha dado la orden; la persona investigada, está sujeta a la coacción brutal del que investiga, y la verdad o la mentira se confunden en el criterio premeditado del hombre que ya ha dictado su sentencia, aún antes de oír al sentenciado.
Masacres perpetradas por el somocismo fueron entre muchas otras: el zanjón de Posoltega, en contra de obreros agrícolas en el Occidente del país; la masacre del 22 de enero de 1967 cuyo número de víctimas no se ha logrado determinar aún. La masacre del 15 de septiembre de 1978 en el barrio de Guadalupe en León, donde 22 civiles fueron ametrallados, triturados por un tractor y posteriormente rociados con gasolina. Durante toda la dinastía de los Somoza, cifras conservadoras arrojan al menos 50 mil personas asesinadas en todo el país.
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No fue hasta que el Frente Sandinista de Liberación Nacional después de años de lucha y sacrificio, logró unir al pueblo de Nicaragua, en lucha directa contra el llamado último infante de marina de la ocupación norteamericana. Un 19 de julio de 1979, quedaron atrás los calabozos, los guardias, los vejámenes y la explotación contra los más pobres del país.