Tesla y su CEO, Elon Musk, están atravesando una grave crisis de marca a nivel global, exacerbada por su gestión en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) creada por el gobierno de Donald Trump.
En los últimos meses, desde que Musk asumió el liderazgo de DOGE, la empresa ha sido objeto de una serie de ataques que han captado la atención internacional. Los vehículos, concesionarios y propiedades de Tesla han sido blanco de protestas violentas, que incluyen incendios provocados, cócteles molotov y disparos.
Las ciudades más afectadas han sido aquellas con un fuerte sentimiento anti-Trump y anti-Musk, como Portland y Seattle. Recientemente, dos concesionarios en Las Vegas y Kansas City fueron atacados, dejando varios vehículos incendiados.
El FBI está investigando estos incidentes como posibles actos de terrorismo, tras hallar pintadas con la palabra «resistan» junto a los vehículos dañados.
En el ámbito financiero, Tesla ha sufrido una caída del 33% en sus acciones en el último mes, además, la compañía anunció el retiro de 46,000 Cybertrucks debido a fallas en su panel exterior y fue excluida del Salón del Automóvil de Vancouver.
El analista Dan Ives ha advertido que Musk debe actuar rápidamente para evitar daños irreparables a Tesla, recomendando que se distancie de su rol en DOGE y se enfoque en la empresa.
Según Ives, los próximos meses serán críticos para Tesla, ya que la imagen de Musk está íntimamente ligada a la de la compañía.