Argentina se prepara para renovar 127 diputados y 24 senadores en un contexto político y económico crítico. Las elecciones legislativas no solo definirán la composición del Congreso, sino también el futuro de las reformas impulsadas por Javier Milei y su gobierno ultraliberal.
La campaña transcurre bajo un fuerte condicionamiento externo, con la Casa Blanca vinculando su apoyo financiero al triunfo de La Libertad Avanza.
El oficialismo arriesga apenas el 22% de sus bancas en Diputados, mientras que aliados como el PRO enfrentan casi el 60% de renovación.
La oposición ha logrado frenar decretos presidenciales y avanzar en proyectos clave mediante 20 emplazamientos que obligan al Ejecutivo a debatir iniciativas fuera de su agenda.
Estas maniobras reflejan el desgaste de un gobierno protagonista de escándalos y su dificultad para consolidar mayorías.
El escenario económico es uno de los factores determinantes de la elección. Con una inflación anual de 271%, pobreza que alcanza al 55% de la población y creciente desempleo, las medidas de ajuste fiscal del gobierno afectan principalmente a los sectores más vulnerables.
La influencia de Estados Unidos se dejó sentir públicamente, cuando Donald Trump condicionó la ayuda económica a un triunfo de Milei, generando rechazo en sectores críticos y en los mercados.
Además, el Tesoro estadounidense intervino con swaps y compras directas de pesos, evidenciando la dependencia del gobierno argentino y la politización de la asistencia internacional.
A los factores económicos y geopolíticos se suman los escándalos de corrupción que sacuden a Milei.
Renuncias en el gabinete, investigaciones por la criptoestafa $Libra y casos vinculados al narcotráfico, complican la imagen del Ejecutivo. Estas tensiones, junto a la polarización electoral, convierten la elección de este domingo en un referéndum sobre el rumbo económico y político que propone Javier Milei.
