Brian Jeffrey Raymond, exfuncionario de la embajada de Estados Unidos en México y excolaborador de la CIA, fue señalado como responsable de múltiples agresiones sexuales.
Según un reportaje del medio mexicano Milenio, el diplomático utilizó su cargo oficial como fachada para abusar de al menos 30 mujeres durante su estancia en México.
El Departamento de Justicia de EEUU reveló documentos que detallan cómo Raymond drogó y violó a sus víctimas, muchas de las cuales conoció a través de aplicaciones de citas como Tinder y Bumble.
El módus operándi del exfuncionario radicaba a través de un trato educado y una imagen de “hombre respetuoso”, Raymond generaba confianza entre sus víctimas, quienes accedían a reunirse con él.
Durante las citas, les ofrecía bebidas y alimentos contaminados con drogas anestésicas, lo que provocaba que perdieran el conocimiento, minutos después de consumirlos.
Tras los efectos de las drogas, las grababa y fotografiaba mientras las mujeres estaban inconscientes, sin que ellas tuvieran conocimiento ni consentimiento; al despertar, las víctimas se encontraban desnudas o parcialmente vestidas, sin memoria de lo ocurrido y con indicios evidentes de violación.
Las agresiones sexuales, ocurrieron en diversas locaciones, incluyendo la embajada de EEUU en Ciudad de México y hoteles, según la investigación de Milenio.
Una de las sobrevivientes relató que logró recuperar la consciencia en medio del abuso. Al enfrentarlo, pidió ayuda desde un balcón y una vecina llamó a la policía. Sin embargo, Raymond no fue detenido gracias a su inmunidad diplomática, y la víctima fue culpabilizada por las autoridades locales por “haber salido con un extraño”.
«Estar en contacto con la policía de la Ciudad de México me hizo sentir aún más vulnerable. Se comportaron de manera horrible conmigo», declaró la víctima en uno de los testimonios divulgados. A pesar de la gravedad del caso, el agresor continuó sus actividades sin restricciones durante meses.
Muchas de las afectadas relataron que, además del daño físico, el trauma emocional fue profundo y declararon sentirse humilladas, culpables y afectadas psicológicamente al descubrir los videos de los abusos mientras estaban inconscientes.
Este caso ha reavivado el debate sobre el uso de la inmunidad diplomática y los mecanismos de rendición de cuentas en casos de abuso sexual perpetrados por funcionarios estadounidenses.