Rusia alertó a Georgia, acerca de la planificación de una conspiración, ejecutada por EEUU, para poner en marcha una “revolución de color” durante los comicios parlamentarios unicameral.
“Los estadounidenses están organizando una revolución de colores en Georgia (…) Según los informes disponibles, la Casa Blanca está muy disgustada por la situación que se observa en Georgia antes de las elecciones parlamentarias del 26 de octubre”, mencionó el comunicado del Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia (SVR).
“Para la Casa Blanca es inaceptable este panorama. Los estadounidenses, en las semanas que quedan para las elecciones, se proponen aumentar la presión a las autoridades georgianas, para debilitar las posiciones de Sueño Georgiano (partido político)”, añadió la inteligencia rusa.
Georgia se prepara para elecciones parlamentarias
Las elecciones parlamentarias en Georgia están programadas para el 26 de octubre, donde se elegirán 150 escaños del Parlamento unicameral. En la actual legislatura, el partido Sueño Georgiano mantiene la mayoría de los mandatos.
Según el SVR de Rusia, hay un “guion” preparado por la Casa Blanca que involucra a organizaciones en la supervisión de los comicios, con el objetivo de registrar “supuestas irregularidades”.
Las organizaciones acusarían al partido Sueño Georgiano de falsificar los resultados electorales, que solicitaría la invalidación de la votación y a la exigencia de un cambio de gobierno; mientras Estados Unidos respondería con una “artimaña política” y económica, ante el supuesto uso excesivo de fuerza contra manifestantes.
Gene Sharp, el creador de las “revoluciones de color”
Las llamadas revoluciones de color, son un tipo de movimiento político conspirativo, que agrede la soberanía de los países donde se implementan, por medio de protestas, manipulación de la sociedad e involucramiento de organismos no gubernamentales, que luego se unen a grupos políticos opositores a los gobiernos de turno.
Las revoluciones de color, como la Revolución Naranja en Ucrania (2004-2005) y la Revolución de las Rosas en Georgia (2003), se inspiraron en las tácticas propuestas y enseñadas, por el estadounidense Gene Sharp en su manual desestabilizador “De la dictadura a la democracia”.
En su gran mayoría los organismos de la sociedad civil y protagonistas de estos movimientos, se ponen al servicio de gobiernos exteriores que financian, por medio de “agencias de ayuda” a programas sociales, que buscan recopilar datos, registros y todo lo que conlleve a la búsqueda de información, que facilite la desestabilización de una nación.
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El término “revolución de color” puede ser utilizado de manera crítica, para sugerir que estos movimientos no son genuinamente populares, sino que están influenciados o manipulados por actores externos.
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Por otro lado, estos movimientos orquestados o apoyados por potencias extranjeras (particularmente Estados Unidos y Europa Occidental), pretenden influir en la política interna de un país, con el objetivo de alinearlos a sus intereses geopolíticos.