El sistema electoral de Estados Unidos ha sido criticado porque puede permitir que un candidato gane la presidencia sin obtener la mayoría del voto popular, lo que ha ocurrido en varias ocasiones a lo largo de la historia.
Su origen se remonta a las dispuestas sobre la esclavitud durante el siglo XIX, lo cual hace que actualmente se perciba como un mecanismo obsoleto y distante.
En el contexto de las próximas elecciones presidenciales, el empate entre Kamala Harris y Donald Trump no es decisivo para determinar quién ocupará la Casa Blanca.
Esto se debe a las características del sistema electoral, donde los votantes eligen al partido que enviará delegados al Colegio Electoral, y no directamente al presidente.
El Colegio Electoral está compuesto por unos 538 electores, los que a su vez representan a los 50 estados y el distrito de Columbia. Cada estado tiene un número de electores igual a la suma de sus senadores (siempre 2) y sus representantes en la Cámara (que varía según la población del estado).
En la mayoría de los estados, el candidato que obtiene la mayoría de los votos populares en ese estado se lleva todos los votos electorales de ese estado. Nebraska y Maine tienen sistemas diferentes, asignando electores de forma proporcional.
Sistema electoral creado en 1787
Los fundadores de Estados Unidos, como George Washington, Thomas Jefferson, James Madison y Alexander Hamilton, desempeñaron un papel crucial en la creación del Colegio Electoral durante la Convención Constitucional de 1787.
En 1815 y 1969, el Congreso detuvo propuestas del Partido Demócrata para implementar el voto popular. Actualmente, el 61% de los estadounidenses rechaza el sistema vigente. Sin embargo, al analizarlo por partidos, el 81% de los demócratas apoya un cambio, frente a solo el 23% de los republicanos.
Algunos críticos sostienen que el Colegio Electoral otorga una ventaja injusta a los estados con más delegados: un partido podría ganar las elecciones al triunfar en los 11 estados principales, incluso si no obtiene un solo voto en el resto del país.
De igual manera, los detractores del sistema argumentan que, en un mundo donde la participación ciudadana y la voz de cada votante son esenciales, un mecanismo que puede invalidar el voto de millones de personas resulta problemático.
Esta percepción ha llevado a llamados para reformar, o incluso abolir el Colegio Electoral en favor de un sistema de votación más directo y proporcional.