El yuan de China, en los últimos años ha ganado terreno a nivel internacional, y de manera particular en América Latina. De esta manera, países de la región, ya realizan transacciones con la moneda del gigante asiático, convirtiéndose en una tendencia en crecimiento.
Uno de los principales motivos tiene que ver con el valor de las transacciones entre China y Latinoamérica, que en 2021 sumaba un total de 451 mil millones de dólares. Asimismo, países de la región buscan alternativas diferentes a la hegemonía del dólar.
Bolivia, el pasado 20 de mayo, anunció su interés en incrementar su comercio exterior, a través del intercambio con la divisa china. El sector empresarial, incluso ha solicitado la instalación de un banco chino, en la nación sudamericana.
El presidente, Luis Arce, en alusión a Brasil y Argentina, destacó que “las dos economías más grandes de la región, ya están transando en yuanes, en acuerdos con China”, y añadió que “la tendencia en la región va a ser esa”.
En este sentido, el Ministerio de Economía de Argentina anunció, en abril de 2023, que las transacciones con China se pagarían en yuanes, dejando a un lado la divisa estadounidense.
Brasil por su parte, pactó con China acuerdos comerciales bilaterales en sus propias monedas. Junto a esto, la presidenta del Banco de los BRICS, Dilma Rouseef, señaló que es importante “evitar el riesgo cambiario y depender de una sola moneada única como el dólar”.
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En Chile, se realizaron acuerdos con las autoridades chinas, para establecer intercambios de inversiones y divisas. Como parte de esto, se anunció en 2015, la inauguración del primer banco de compensación en yuanes en Latinoamérica.
Por otra parte, el Banco Central de Rusia ha comenzado a invertir sus reservas en yuanes, mientras que más del 70 % del volumen de comercio entre Rusia y China se realiza utilizando yuanes y rublos para su liquidación.
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El éxito del yuan, en los mercados internacionales, se manifiesta como una señal de los cambios en curso, en el orden financiero mundial. Refleja tanto la necesidad de buscar alternativas al dólar como la creciente visión de un mundo multipolar.