Europa comienza a sentir los efectos de una crisis energética a falta de gas de Rusia, y con la llegada del invierno, los ciudadanos buscan alternativas con la leña, para mantener temperaturas aceptables dentro de sus hogares.
Como si se tratara del antiguo mundo, Europa se ve obligada a volver al combustible más añejo del mundo, que no utilizaban desde el inicio del reinado de Isabel II, tras el paso de la crisis en 1956.
“Es volver a los viejos tiempos, cuando la gente no tenía calefacción en toda la casa”, expresó Nic Snell, director general del minorista británico de leña al por mayor Certainly Wood.
Actualmente, unos 40 millones de europeos utilizan la madera para calentarse, y al menos el 70 % de la población depende de la calefacción, que utiliza electricidad y combustible.
En este contexto, la demanda en leña y estufas, para calentar hogares, ya reportan un aumento en países como Francia y Alemania. Además, los precios de la leña se duplicaron en los últimos meses a un total de 600 euros, la tonelada, según datos de Bloomberg.
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Por otra parte, Roger Sedin, jefe de la unidad de calidad del aire de la Agencia de Protección Ambiental de Suecia, expresó, “vemos altos niveles de contaminación cuando vemos a personas quemando madera sin que sepan cómo hacerlo correctamente».
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La actual crisis se ha visto envuelta como consecuencia de las sanciones impuestas por la Unión Europea (UE) y Estados Unidos a Rusia. A partir de las restricciones, la región vive cada vez más problemas económicos y energéticos.