Al revisar diversos balances del año 2021 año en que el impacto de la pandemia continuó siendo, por lejos, el tema más relevante, resulta llamativo comprobar cómo son ignorados los logros de Cuba, Venezuela y Nicaragua en el combate al Covid-19. No sólo se omite esta información en los medios de la derecha, lo cual es lógico, sino también de los medios supuestamente progresistas.
En Argentina, por ejemplo, la derecha insiste con la “dictadura de Maduro” o el “castro-chavismo”; pero también llama la atención que periodistas o medios a los que normalmente se los ubica en el progresismo, cuando se refieren a una “Argentina de cuarta” o decadente, lo hacen con el término “Argenzuela”. Este tratamiento hacia pueblos hermanos, hace difícil la tarea de construcción de la Patria Grande, mediante el avance de la Celac o Unasur. Será, quizás, el inconsciente de una soberbia cipaya, que en su momento hizo al mismo presidente desbandarse con “los brasileños que venían de la selva”.
Realmente se le ha dado poca trascendencia al hecho, por ejemplo, de que Cuba haya producido cinco vacunas contra el Covid-19. Siendo un país bloqueado desde hace más de seis décadas y agredido permanentemente por el imperialismo más poderoso que se haya conocido. ¿A nadie le llama la atención que a pesar de estas adversidades los científicos cubanos hayan producido vacunas como ningún otro país del llamado sur global lo haya realizado? De hecho, la mayor de las Antillas exhibe para orgullo de su pueblo y su revolución las vacunas Soberana 01, Soberana 02, Soberana Plus, Abdala y Mambisa.
Venezuela, también asediada como nunca por el imperialismo yanqui y sus aliados europeos, desarrolló el 7 x 7, también conocido como el “método venezolano” de 7 días de cuarentena y 7 días de actividades abiertas con cuidados. A esto se sumó la organización popular y la planificación gubernamental, arrojando resultados positivos extraordinarios en la lucha contra la pandemia, al exhibir uno de los mejores indicadores no sólo de América, sino también a nivel mundial, en menor índice de contagios por cantidad de habitantes y menor índice de letalidad de la población contagiada.
Lo mismo para el caso de Nicaragua, donde la supuesta “dictadura de Ortega” -como la denominan hasta el cansancio, no solo la derecha más recalcitrante y sino también el progresismo vendepatria-, ha logrado cifras positivas muy llamativas, gracias a la organización del pueblo junto a su gobierno revolucionario.
Ahora bien, hay un tema que los “progresistas” en general no se animan a abordar porque les produce urticaria, y éste es el de reconocer que, en los tres países referidos, donde se ha enfrentado la pandemia con responsabilidad y seriedad ejemplar, hay procesos revolucionarios. Y esos procesos revolucionarios, contienen, entre sus pilares fundamentales la organización popular de base, el poder popular organizado, junto a la organización política partidaria, las Fuerzas Armadas y de seguridad y el estado mayor de los gobiernos revolucionarios. Todas estas son figuras que espantan a los progresistas, como a Drácula una cruz. Esta es la razón por la que no quieren hablar de los éxitos alcanzados por Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Mientras tanto, el resto de países latinoamericanos, lamentablemente, muestra cifras alarmantes, macabras en algunos de ellos. ¡Y muchos con gobiernos progresistas!
Desde esta tribuna seguiremos comunicando al pueblo latinoamericano-caribeño que cubanos, venezolanos y nicaragüenses siguen resistiendo heroicamente la ofensiva imperialista; que con ciencia y capacidad organizativa vienen conteniendo la pandemia de manera ejemplar en comparación con los países del llamado primer mundo; y que repudiamos la cobardía de muchos sectores que se dicen progresistas y terminan atacando la soberanía de estos dignos países que son ejemplo de solidaridad y humanidad.
Por el investigador e historiador, Fernando Bossi Rojas.