Jurista de Bolivia cuestiona política exterior de Boric, ante nula evidencia de progresismo.
Jurista de Bolivia cuestiona política exterior de Boric, ante nula evidencia de progresismo.

Gabriel Boric, presidente de Chile, en reiteradas ocasiones ha sido objeto de críticas dentro y fuera de su país, por sostener un doble rasero en cuanto a supuesto progresismo y a su política exterior. Esta vez, el jurista y exrepresentante de Bolivia ante la ONU, Sacha Llorenti, cuestionó al mandatario chileno.

En una misiva pública, Llorenti, expuso los fundamentos que evidencian el falso progresismo de Boric, y el deterioro y retroceso que representa en la política de la nación latinoamericana y para la región.

El jurista boliviano increpó: La reciente intervención del presidente chileno Gabriel Boric en la cumbre de países suramericanos hace necesario un debate sobre qué significa el término “progresista”. Esa palabra aparece en casi cada referencia al momento político que vive América Latina y se habla de una “segunda ola progresista” o se intenta ubicar bajo ese paraguas a una amplia variedad de posiciones políticas.

Cuestionan ataque de Boric contra Nicaragua, Cuba y Venezuela

En su enérgica carta cuestionó, “¿puede considerarse “progresista” alguien que ataca reiteradamente a Cuba, Venezuela y Nicaragua sin considerar las graves agresiones de Estados Unidos contra esos países? ¿Es “progresista” la participación en las maniobras militares UNITAS, organizadas por el Comando Sur y que se ejecutan en el marco del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR)? ¿Es “progresista” apoyar a la OTAN? ¿Es “progresista” admitir a pie juntillas el desorden internacional promovido por instancias como el Fondo Monetario Internacional (FMI)?”

Llorenti aseguró que no se trata de un debate excesivo, y explicó la importancia del lenguaje en el escenario cultural y de la construcción de la denominada hegemonía.

A través del lenguaje se intenta eliminar la postura antimperialista

En este sentido, argumentó a quienes practican acciones como las de Boric, “muchos de ustedes huyen de palabras como imperialismo, colonialismo o izquierda. Es evidente que se quiere moderar, para neutralizar. Quien retrocede en el lenguaje, también lo hará luego en la acción. Por otro lado, quien nombra, designa; quien designa, vence”.

“Llama poderosamente la atención que desde ese “progresismo”, no solo se analiza la realidad eliminando de la ecuación la constante del imperialismo, sino que ni siquiera se menciona la palabra. Pienso que eso es inadmisible, esa constituye una derrota cultural y política que de hecho significaría además una capitulación”, continuó Llorenti en su misiva.

El ex diplomático de la nación andina, describió al imperialismo como fenómeno económico, financiero, comercial, político, militar, tecnológico, institucional, comunicacional e ideológico es una realidad incontrastable y es uno de los principales obstáculos de la construcción de una sociedad más justa. Y preguntó ¿es ese “progresismo” antiimperialista?

“¿Qué de la lucha de clases? ¿Qué de la obscena desigualdad? ¿Qué del poder descomunal de las corporaciones transnacionales? ¿Qué de la propiedad de los recursos naturales y las empresas estratégicas?”, insistió.

Boric alineado a la política de injerencia de Estados Unidos

Además, advirtió que al ver el resultado del proceso constituyente chileno, el alineamiento del gobierno de Boric en relación con Estados Unidos y sus ataques contra varias revoluciones, ¿podría Pinochet también decir que este “progresismo” esté entre sus mayores logros?

Dentro de la justificación a su posición, también ilustró que el filósofo político estadounidense, Michael Sandel, responde a la pregunta del porqué el crecimiento de la extrema derecha, señalando que una de las razones es el fracaso de las políticas de los partidos socialdemócratas o progresistas en enfrentar a la creciente desigualdad provocada por lo que él denomina como “excesos del capitalismo”.

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Asimismo, señaló que quienes contribuyen tanto a la satanización de procesos revolucionarios o líderes, como también a la satanización de las palabras y su significado; pretenden quitarle el contenido esencial de la izquierda diluyéndola en las ambigüedades de la “progresía”.

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“Los efectos de esta tendencia son muy peligrosos porque en los hechos mueven hacia la derecha el centro del espectro político y con él el horizonte transformador. Desde las izquierdas, debemos reconocer que este es un tema de mucha importancia. No podemos permitir que se alimente la confusión y el conformismo, que se intente domesticar las esperanzas y, de esa manera, se sostenga el statu quo”, enfatizó Sacha Llorenti.