Decenas de miles de israelíes salieron a las calles en los territorios ocupados de Palestina para exigir al gobierno del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que negocie un acuerdo de intercambio de prisioneros con las facciones palestinas en la Franja de Gaza.
Las protestas, que comenzaron en la calle Begin en el centro de Tel Aviv, rápidamente se extendieron a ciudades como Jerusalén, Haifa, Ashdod, Ramat Negev y Kfar Tavor. Los manifestantes bloquearon carreteras principales y realizaron una multitudinaria marcha frente a las oficinas gubernamentales en Jerusalén.
De igual manera, el periódico británico Financial Times calificó esta movilización como una de las mayores expresiones de descontento público desde el inicio de la guerra, particularmente en relación con la gestión del conflicto por parte del primer ministro Netanyahu.
En paralelo, el mayor sindicato laboral de Israel convocó una huelga general para el 2 de septiembre, con el objetivo de aumentar la presión sobre el gobierno para que se logre un acuerdo de intercambio de prisioneros con los palestinos.
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Por otra parte, el Aeropuerto Ben-Gurión suspendió temporalmente todos los vuelos como parte de una huelga nacional.
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La ofensiva de Israel ha devastado gran parte del enclave palestino, hogar de 2,3 millones de personas, y según el Ministerio de Salud de Gaza, al menos 40.738 palestinos han sido asesinados. Las personas desplazadas enfrentan condiciones críticas, con refugios insuficientes y una grave crisis alimentaria.