El ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben Gvir, solicitó que los 473 activistas internacionales capturados a bordo de la Flotilla Global Sumud permanezcan varios meses encarcelados, a pesar de que su misión era humanitaria y no portaban armas.
«Creo que deben mantenerse aquí en una prisión israelí por unos meses, para que puedan oler el aroma del ala de los terroristas”, aseguró Gvir.
La flotilla intentaba llevar ayuda a Gaza y romper el bloqueo marítimo impuesto por el régimen de Israel, quien ya suma más de 65 palestinos asesinados.
Los activistas, provenientes de distintas organizaciones de derechos humanos y movimientos civiles de todo el mundo, fueron trasladados a la prisión de Saharonim, en el desierto del Néguev.
Esta cárcel de máxima seguridad ha sido utilizada principalmente para detener migrantes, pero ahora retiene a activistas sin antecedentes penales ni acusaciones formales.
Durante una visita a la prisión, Ben Gvir declaró que los activistas “recibían apoyo de grupos terroristas”, aunque no presentó pruebas concretas para sustentar dicha afirmación.
Diversas organizaciones internacionales han condenado la detención masiva como un acto de criminalización del activismo y la solidaridad con el pueblo palestino.
Denuncian que el régimen de Israel utiliza la narrativa del terrorismo, para justificar acciones represivas contra iniciativas civiles que buscan romper el cerco a Gaza.