La principal mentira que ocupó Estados Unidos y sus países aliados, para invadir Irak, fue que en ese país “se encontraba un presunto arsenal de armas de destrucción masiva”, el cual nunca se encontró, ni se probó su existencia.
El saqueo de recursos naturales, el robo de miles de millones de dólares en piezas de oros y artísticas, el apoderamiento del petróleo iraquí, la corrupción financiera perpetrada por los enviados de Washington, revela los verdaderos objetivos perseguidos por Estados Unidos. Pero ¿A qué costo?
La guerra que promovió y ejecutó Estados Unidos en Irak desde su invasión en 2003, destruyó la infraestructura económica del país de Oriente Medio; dejó a unos dos millones de personas en desnutrición, millones sobreviven en condiciones precarias, registró 1.12 millones de fallecidos entre la población civil y más de 5 millones de desplazamientos forzados; de acuerdo a un informe de la ONU, también propició alrededor de 151 mil muertes violentas.