El aumento de tensiones en el sur del Líbano por los ataques de Israel, «podrían arrastrar al país a una nueva guerra», así lo expresó el primer ministro libanés, Nawaf Salam.
El ministro Salam instó al ministro de Defensa, Michel Menassa, a «adoptar todas las medidas militares y de seguridad necesarias», enfatizando que «solo el Estado tiene la prerrogativa de decidir sobre la guerra y la paz».
Además, el primer ministro libanés buscó la intervención de la comunidad internacional al comunicarse con Jeanine Hennis-Plasschaert, representante personal del secretario general de la ONU en el Líbano.
Salam solicitó a la ONU que «intensifique la presión internacional sobre Israel para que se retire por completo de los territorios libaneses ocupados».
Israel atacó este domingo el hospital Nasser en la ciudad de Jan Yunis, en Gaza, dejando al menos 5 muertos y varios heridos. pic.twitter.com/OzZBZNpYWc
— JP+ (@jpmasespanol) March 23, 2025
El Gobierno libanés reiteró su postura, señalando que «esta ocupación constituye una flagrante violación de la Resolución 1701 de la ONU y de los acuerdos de cese de hostilidades acordados por el Gobierno anterior en octubre pasado, compromisos que Líbano ha cumplido escrupulosamente».
El 22 de marzo, Israel lanzó una serie de ataques aéreos contra diversas localidades del sur del Líbano, alegando que estos eran una represalia por el lanzamiento de cohetes desde territorio libanés, atribuyendo la responsabilidad a Hezbolá. Sin embargo, el grupo chiita negó cualquier implicación en estos hechos.
A pesar de las negativas de Hezbolá, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, responsabilizó al Gobierno libanés de «todo lo que sucede dentro de su territorio» y anunció que él y el ministro de Defensa, Israel Katz, habían ordenado al Ejército israelí atacar «decenas de objetivos” supuestamente “terroristas» en Líbano.
Los ataques de la aviación israelí dejaron un saldo trágico en las ciudades de Tiro y Touline, con al menos siete personas fallecidas y 40 heridas.