Más de 30 estados en Estados Unidos, llevaron a cabo esterilizaciones forzadas, con un registro que asciende a unas 60 mil intervenciones desde 1901. California y Virginia fueron los primeros en hacer esta práctica.
El país norteamericano registra una desproporcionada cantidad de mujeres de origen hispano, migrantes y de originarias de pueblos natos, en su mayoría de México, fueron sometidas a estas intervenciones, en cárceles, tanto en el pasado como en años recientes.
Las denuncias realizadas por las víctimas y las investigaciones periodísticas y de organizaciones han sacado a la luz la trágica realidad de estas esterilizaciones forzadas. Aunque, en 2014, se aprobó una ley para prohibir el procedimiento con fines anticonceptivos en las cárceles, es evidente que el daño causado a estas mujeres es incalculable.