Una reciente publicación del ingeniero informático Konstantin Borisov en la revista Archaeological Discovery plantea que el jardín del Edén podría haber estar bajo la Gran Pirámide de Giza, y no en Mesopotamia, como han sostenido durante siglos
Borisov basó su hipótesis en un mapa del siglo V a.C., donde los ríos Nilo, Tigris, Éufrates e Indo surgen de un océano circundante, conocido como Oceanus.
“Examinando el mapa de reconstrucción del mapa mundi de Hecataeus de alrededor del año 500 a.C., resulta evidente que los únicos cuatro ríos que emergen del Oceanus circundante son el Nilo, el Tigris, el Éufrates y el Indo”, concluyó Borisov.
🫧🇪🇬 Científicos chinos detectaron burbujas de plasma en la atmósfera sobre las pirámides de Giza (Egipto) utilizando un avanzado "superradar".
— JP+ (@jpmasespanol) September 14, 2024
Estas afectan las señales de comunicación y navegación, y fueron observadas por primera vez en esa región gracias a un radar ubicado en… pic.twitter.com/Mcrxaqa938
Asimismo, para reforzar su teoría, recurrió al mapamundi de Hereford, del siglo XIII, que sitúa el paraíso bíblico en las cercanías del Oceanus, sugiriendo que las civilizaciones antiguas concebían el Edén más cerca de África que de Asia Occidental.
Uno de los elementos más llamativos del estudio es la relación que establece entre la Gran Pirámide y el árbol de la vida del Génesis, afirmando que simulaciones por computadora realizadas en 2012 revelan patrones de energía dentro de la Cámara del Rey que imitan ramas irradiadas desde un eje central, como si se tratara de un árbol sagrado.
🇲🇽 Un equipo de científicos descubrió en Campeche, México, una ciudad maya desconocida, denominada Valeriana, que abarca 16,6 km² con plazas, pirámides y estructuras que datan del periodo clásico, según la revista Antiquity. pic.twitter.com/hHUEbXVdhv
— JP+ (@jpmasespanol) October 30, 2024
Aunque la propuesta ha despertado interés por su enfoque simbólico, ha sido recibida con escepticismo por la comunidad arqueológica.
En ese sentido, expertos señalaron que carece de evidencia física sólida y se apoya principalmente en interpretaciones mitológicas. De igual manera, medios científicos, como IFL Science, lo califican de pseudocientífica.
Pese a las críticas, la hipótesis se suma a la larga lista de intentos por localizar el Edén, que incluyen propuestas en Irán, Israel, India, Misuri e incluso Mongolia. La búsqueda del mítico paraíso bíblico sigue alimentando teorías tan diversas como persistentes.