Frente a la imposición de sanciones unilaterales, varios países del Sur Global alzaron su voz en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para exigir su eliminación, calificándolas de ilegítimas y nocivas para millones de personas en todo el mundo.
En el marco del 79º período de sesiones de la ONU, representantes del G77+China, el Movimiento de Países No Alineados (MNOAL) y el Grupo de Amigos en Defensa de la Carta de la ONU denunciaron su impacto en áreas clave como salud, alimentación y tecnología.
Eritrea presentó el proyecto de resolución A/79/L.93, destacando que las sanciones coercitivas no son herramientas de justicia, sino mecanismos de presión que violan la Carta de las Naciones Unidas. Su representante, Sophia T. Mariam, alertó sobre las consecuencias humanitarias que enfrentan poblaciones enteras debido a estas prácticas, que consideró una forma moderna de castigo colectivo.
Desde Venezuela, el canciller Yván Gil denunció que más de un tercio de la población mundial vive bajo el impacto directo de estas medidas, calificándolas como crímenes de lesa humanidad y denunció el bloqueo estadounidense contra Cuba, exigiendo su levantamiento inmediato. También acusó a potencias occidentales de emplear el sistema financiero global como un instrumento de dominación.
“En la actualidad somos testigos de una nueva generación de este tipo de medidas ilegales, mucho más crueles y destructivas como nunca antes, que se valen del dolor y el sufrimiento que causan deliberadamente como medio para impulsar agendas intervencionistas y de desestabilización. Este tipo de medidas, que pretenden ejercer presión, explotación, dominación y subyugación sobre naciones soberanas e independientes, representan hoy el mayor obstáculo para la implementación de los planes de desarrollo de las naciones sometidas a estas mal llamadas sanciones, incluso para la implementación de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible y la consecución efectiva y oportuna de sus objetivos de desarrollo sostenible”, increpó Gil.
El vicecanciller cubano Carlos Fernández de Cossío afirmó que el bloqueo de EEUU constituye una guerra económica sistemática destinada a provocar escasez y desesperanza. Además, denunció que incluso las relaciones comerciales con terceros países son saboteadas, afectando sectores esenciales como la energía, la salud y la educación, a través de sanciones extraterritoriales.
En representación del G77 y China, Irak reafirmó el rechazo colectivo a las sanciones unilaterales por considerarlas contrarias a los principios de la ONU y las normas de la Organización Mundial del Comercio (OCM). El delegado iraquí Mohamed Ali advirtió que las sanciones impiden el desarrollo sostenible y limitan el acceso a recursos vitales en los países más vulnerables.
Por su parte, Uganda, en nombre del Movimiento de países No Alineados, expresó su preocupación por el impacto de estas medidas sobre el acceso a medicamentos y vacunas. Su representante, Richard Nduhuura, instó a poner fin a las políticas que socavan la soberanía y el comercio justo. Los países y grupos participantes respaldaron la creación de un Día Internacional contra las Medidas Coercitivas Unilaterales, como parte de una estrategia global para reforzar el respeto al derecho internacional y promover un orden mundial más justo e inclusivo.