Reino Unido enfrenta el mayor escándalo médico de su historia, tras revelarse un encubrimiento de sangre infectada con VIH y hepatitis utilizada en transfusiones, que se prolongó durante décadas, poniendo en riesgo la salud de miles de personas.
Una investigación oficial ha revelado que entre 1970 y 1991, las autoridades británicas ocultaron deliberadamente la existencia de transfusiones de sangre contaminada con VIH y hepatitis.
En este sentido, esta negligencia médica ocasionó que más de 30.000 personas contrajeran dichas enfermedades, de las cuales unas 3.000 ya han fallecido. La investigación, conocida como Investigación de Sangre Infectada, ha durado cinco años y presentó recientemente sus primeras conclusiones.
El grupo de trabajo responsable de dicha investigación ha determinado que las autoridades británicas, incluyendo personal médico y el propio Gobierno, eran conscientes de la situación desde los inicios del Servicio Nacional de Salud (NHS) en 1948, y que la misma se agudizó entre 1970 y 1991.
El estudio reveló que las autoridades no protegieron a las víctimas, fallando repetidamente y exponiéndolas a riesgos inaceptables.
Según el responsable de la investigación, Brian Langstaff, hubo una «intención deliberada de ocultar la verdad», y calificó la magnitud de estos hallazgos como «horripilante», según informa la BBC.
Uno de los riesgos significativos fue la importación de productos sanguíneos del extranjero debido a la escasez nacional, incluyendo sangre de donantes estadounidenses y británicos de alto riesgo, como presos y drogadictos a quienes se les pagaba por donar.
Langstaff, en su informe de más de 2,500 páginas que recopila miles de testimonios y documentos, describió la magnitud del encubrimiento como espantosa, subrayando que «la verdad estuvo oculta durante décadas».
Gobierno británico responsable por negligencia médica
Asimismo, el líder de la investigación resaltó la responsabilidad de los sucesivos gobiernos por no actuar rápidamente cuando surgió el escándalo, y por asegurar «erróneamente» en varias ocasiones que los pacientes recibieron el mejor tratamiento posible.
«Este desastre no fue accidental; las infecciones ocurrieron porque las autoridades – médicos, centros de transfusión y gobiernos sucesivos – no priorizaron la seguridad de los pacientes», denunció Langstaff.
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Luego de haberse publicado la investigación, el Gobierno británico, liderado por Rishi Sunak, anunció un plan para compensar a las víctimas de la sangre infectada en el Reino Unido, aunque aún no se ha precisado el monto total a pagar, según The Guardian.
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El ministro del Gabinete británico, John Glen, declaró en el Parlamento que las indemnizaciones se destinarán tanto a los infectados como a sus familiares, y se espera que los pagos comiencen antes de finales de este año.