Moscú reafirmó su intención de fortalecer los lazos estratégicos con Irán, especialmente en el ámbito del uso pacífico de la energía nuclear; desafiando la política de medias coercitivas de países europeos y Estados Unidos.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, aseguró que la relación bilateral sigue un curso dinámico y que Rusia está dispuesta a profundizarla, pese a las crecientes sanciones de Occidente.
Rusia condena presiones de Occidente
Peskov denunció que los países europeos están adoptando una postura poco constructiva y ejerciendo una presión injustificada sobre Irán.
Según el funcionario, no hay razones válidas para aplicar sanciones excesivas a un Estado soberano que coopera de forma transparente.
El 29 de septiembre, la Unión Europea reactivó sanciones contra Irán, alineándose con Francia, Alemania y el Reino Unido.
El Consejo de Seguridad de la ONU, por su parte, restableció las sanciones el 28 de septiembre. Esta decisión se dio tras el veto de Estados Unidos y sus aliados a una resolución presentada por China y Rusia que buscaba frenar el mecanismo de “snapback” o reinicio automático de sanciones.
Irán rechazó tajantemente estas medidas, señalando que se basan en la retirada unilateral de Washington del acuerdo nuclear de 2015.