El conflicto entre Ucrania y Rusia, ha sufrido una escalada de tensiones en las últimas horas. Tras el caso omiso de los pronunciamientos del Gobierno ruso, en contra del amenazante acercamiento del poderío militar de la OTAN a fronteras rusas, esta vez a través de Ucrania, el presidente Vladímir Putin, comunicó sobre una Operación Militar Especial en defensa de la región de Dobass.
Putin declaró que el principal objetivo de la operación militar es «proteger a las personas que han sido objeto de abusos y genocidio por parte del régimen de Kiev durante ocho años»; y el mandatario agregó que para conseguirlo se esforzarán “por desmilitarizar y desnazificar Ucrania”.
Pero ¿Qué papel juega Estados Unidos en este conflicto a miles de kilómetros? ¿Defiende la democracia o está desesperado por mantener su hegemonía?
Los múltiples conflictos a nivel internacional en los que se ha involucrado Estados Unidos, resultan en guerras, incontables muertes, destrucción y crisis humanitarias contra las poblaciones “defendidas”, donde se han evidenciado los intereses estratégicos, geopolíticos y económicos que persigue la potencia norteamericana.
La Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, el brazo armado mundial utilizado por Estados Unidos y sus aliados, para intervenir militarmente cualquier país que pone en riesgo sus intereses, se ha expandido y acercado constantemente hacia las fronteras de Rusia, sin importar que por más de 25 años el gobierno ruso ha denunciado esta hostilidad y amenaza para su país.
En la actualidad la OTAN en la región de Europa del Este, cuenta con 13 mil soldados, 200 tanques, 400 vehículos blindados y decenas de aviones y helicópteros de combate, y unos 10 mil instructores se encuentran exactamente en Ucrania.
Sin medir palabras, en medio del conflicto diplomático entre Rusia y Ucrania, el 19 de febrero del corriente año, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, atizó el fuego aseverando que, “si el objetivo del Kremlin es tener menos OTAN en sus fronteras, solo conseguirá más OTAN”; siendo una clara, pero incendiara declaración en el contexto entre ambos países europeos.
Sumado a esto, el presidente de Ucrania, Vladímir Zelenski, tan solo una semana atrás, expresó que estaba reconsiderando su posición sobre la renuncia a las armas nucleares; lo que desató una nueva polémica en medio de la creciente crisis entre Kiev y el Kremlin.
A qué se refiere Putin cuando declaró: Es una medida a la que nos vimos obligados, simplemente no nos dejaron la opción de actuar de otra manera.
En los últimos meses las hostilidades armamentistas alentadas por Estados Unidos de la OTAN dio pasos que sobre pasaron “la línea roja”. En diciembre del 2021, 120 militares estadounidenses realizaron una transacción de armamento químico en las ciudades de Avdeevka y Krasny Liman, bajo territorio ucraniano; el objetivo, según el Ministerio de Defensa de Rusia, sería empleado en un contexto donde se pueda señalar a Rusia de una agresión.
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A inicio de enero del 2022, Estados Unidos continuó con amenazas de sanciones y medidas coercitivas contra Rusia, ante el conflicto bilateral con Ucrania; lo que distintos expertos coincidieron que no contribuía a una solución pacífica entre las partes involucradas.
El armamento no convencional de los Estados Unidos no se hizo esperar, las cadenas corporativas de comunicación y los medios en redes sociales, bombardearon con la reiterada matriz informativa dictada por la Casa Blanca, que “Rusia planeaba invadir Ucrania”, sin embargo, negada en muchas ocasiones no solo por el Kremlin sino que también por Kiev.
No siendo suficiente, el presidente estadounidense, Joe Biden, desde el 22 de enero al 1 de febrero del 2022, envió 500 toneladas de armas que se agregaba a una “ayuda” inicial semejante a 200 millones de dólares; pesé a las denuncias del Gobierno de Rusia, sobre el peligro que representaba la militarización en ese territorio con una aguda crisis diplomática.
La hegemonía de Estados Unidos se ha visto comprometido en los últimos años, por la creciente economía de distintas potencias emergentes como China y Rusia, y un mundo que apunta hacia el multilateralismo, lo que ha llevado a la nación norteamericana a promover conflictos bélicos y golpes de Estados en regiones que representan importantes alcances geopolíticos, y sea convertido en el país con más bases militares en territorios extranjeros alrededor del mundo.
La intervención en el conflicto entre Rusia y Ucrania, solo podría representar, un ejemplo más, de su desesperación por mantener su poderío militar y económico en cuantos países le sea posible, con un modelo sociopolítico cuestionando con mayo ahínco en tiempos actuales.