Con la Operación Militar Especial lanzada por Rusia a finales de febrero en Ucrania, el país euroasiático entró con mayor relevancia en los debates internacionales. Para muchos, el actuar ruso resultó en respuesta ante un conflicto que “no comenzó hoy, ni ayer, sino en 2008”, cuando Estados Unidos, decidió tomar a Ucrania como la bala que impactaría, donde su arma apunta.
El senador y vicepresidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Consejo de la Duma Estatal, el Parlamento ruso, Andréi Klimov, expresó que la preocupación de Rusia, inició cuando la Unión Europea (UE) lanzó su programa para asociarse con los países del Este, entre ellos Ucrania; y luego con la intervención del entonces presidente demócrata estadounidense, Barack Obama, para impedir a toda costa, el anexo de Ucrania en el proyecto de la Unión Económica Euroasiática (UEE), que había despertado los intereses de Kiev para trabajar en conjunto con Moscú.
EEUU preparando el terreno por años
Ucrania si se volvió “antirruso”, pero sucedió a través de un golpe de Estado sangriento y elaborado.
Geopolíticamente y geoestratégicamente, los expertos han reconocido a Ucrania como la nación vecina más importante de Rusia, en el aspecto militar. Estados Unidos conocía estos datos y no dudo en invertir enormes recursos para aumentar su influencia política en el país.
Andréi Klimov, refiere que las cifras oficiales de EE.UU. apuntan a al menos 4 mil millones de dólares en gastos “para lograr sus objetivos políticos”, desde 2008.
Una táctica cautelosa y paciente. Seis años después, en 2014, sucedieron las protestas en Maidán; disturbios destinados a “derrocar” al presidente electo democráticamente y con ideas prorrusas, Viktor Yanukovych.