El territorio de Turquía alberga una larga y trágica historia de muerte y destrucción. Más de 50 terremotos en un siglo, les han arrebatado la vida a una cifra superior a las 80 mil personas, y han desplomado la infraestructura del país otomano una y otra vez.
Y es que los terremotos recientes que devastaron Turquía y Siria, ponen de manifiesto la realidad imperante en la zona, sobre todo porquelos registros oficiales de miles de muertos y heridos aumentan aceleradamente, en medio de la actual catástrofe.
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha comparado la situación, con la ocurrida en 1939, cuando las víctimas fatales ascendieron a 32 mil personas. Lo cierto es que, sería la segunda más grave en los últimos cien años, y la peor en medio siglo, según expertos en el tema.
Sobre las fallas tectónicas de gran envergadura que convierte el suelo turco en zona de riesgo, la catedrática Geodinámica Interna, Eulàlia Masana, explica al medio informativo El País, que se trata de “un punto donde confluyen, por el oeste, la placa de Anatolia; por el este, la placa arábiga; por el norte, la placa euroasiática, y, por el suroeste, la africana”.
Asimismo, Masana detalló que “la placa arábiga se mueve hacia el norte a razón de unos dos centímetros al año, mientras que la africana se mueve en la misma dirección, aunque a menor velocidad. La de Anatolia, por su parte, es expulsada hacia el oeste por el movimiento de las fallas mencionadas. Todos estos movimientos generan tensiones geológicas en las fallas que desembocan en terremotos de mayor o menor envergadura”.
Hace menos de tres años, a finales de octubre de 2020, un terremoto en Turquía dejaría un centenar de fallecidos. Y solo en 2022, la Autoridad para el Manejo de Desastres y Emergencias (AFAD), detectó más de 22 mil sismos, de menor o mayor intensidad.
Los registros apuntan a que, entre los movimientos telúricos más fatales que sacudieron Turquía, después del de 1939 y el de 2023; se encuentra el que se originó en Izmir, noreste del país, con una magnitud de 7,4, que dejó un saldo de 17 mil muertos, 45 mil heridos, medio millón de personas a la intemperie y un total de 15 millones de damnificados.
Asimismo, la Provincia de Van, fue devastada a finales de noviembre de 1976. El terremoto de ese fatídico día, enlutaría a los ciudadanos otomanos tras el fallecimiento de alrededor de 4 mil víctimas.
Anatolia, fue estremecida en septiembre de 1975, el seísmo de 6,8 dejó millones de afectados y una lista fatal de al menos 3 mil muertos. Años más tarde, en octubre de 1983, también sería el epicentro en su zona oriental, esta vez, de un terremoto de magnitud 7,1 que acabó con la vida de más de 1,300 pobladores.
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Las placas tectónicas insisten, y en 1999 sus movimientos provocan otro terremoto de 7,2, en Duzce, noroeste de Turquía, dejando 900 muertos y miles de heridos.
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Entonces, surge la polémica sobre cómo hacer frente a la evidente realidad del territorio en Turquía, principalmente sobre las medidas preventivas que salvarían vidas al momento de presentarse eventuales catástrofes de esta naturaleza, porque la pregunta no es si volverá a ocurrir un terremoto de magnitudes similares, sino cuándo la tierra se estremecerá nuevamente en Turquía.