Arqueólogos de la Universidad de Cambridge, Inglaterra, recrearon el rostro de una mujer neandertal, a partir de un cráneo que fue hallado en el Kurdistán Iraquí. Se calcula haya vivido hace 75, 000 años.
La paleoantropóloga de la Universidad de Cambridge, Emma Pomeroy, detalló el procedimiento de extracción y reconstrucción del cráneo, caracterizándolo como una tarea que requirió de extrema delicadeza y precisión.
Más de 200 fragmentos del cráneo fueron ensamblados antes de pasar por un proceso de impresión en 3D y ser sometidos a una reconstrucción facial llevada a cabo por paleoartistas.
Los científicos se dieron a la tarea de reconstruir el cráneo que estaba aplanado y gravemente dañado, con huesos que eran tan blandos al excavarlos que se compararon a «una galleta bien remojada». Para lograrlo, primero tuvieron que reforzar los fragmentos antes de proceder con el ensamblaje.
El equipo escaneó e imprimió en 3D el cráneo reconstruido, que constituyó la base de una cabeza creada por paleoartistas, la reconstrucción ayudó a «tender un puente entre la anatomía y 75.000 años de antigüedad», dijo Pomeroy.
La mujer neandertal fue nombrada como Shanidar Z, se estima que tenia 40 años, según los investigadores de las universidades de Cambridge y Liverpool. Asimismo, calcularon la estatura de fósil en 1,5 metros comparando la longitud y el diámetro de los huesos de sus brazos con datos de humanos modernos.
Los neandertales coexistieron con los Homo Sapiens
Los neandertales desaparecieron hace aproximadamente 40.000 años, sin embargo, coexistieron con los Homo sapiens durante un largo período y se tiene conocimiento de que hubo una fusión entre ambas especies. Además, se ha encontrado ADN neandertal en las poblaciones modernas, lo que indica que hubo mezcla genética entre neandertales y humanos modernos.
«Los cráneos de los neandertales y los humanos tienen un aspecto muy diferente«, destacó Pomeroy, entre esas diferencias, se evidencian los enormes arcos superciliares que tenían los neandertales y la ausencia de mentón, con una parte media de la cara saliente que da como resultado narices más prominentes.
«Es extremadamente emocionante y un enorme privilegio poder trabajar con los restos de cualquier individuo, pero especialmente de uno tan especial como esta mujer», dijo Pomeroy, «Creo que puede ayudarnos a vincularnos con quienes eran», añadió.