Un equipo de científicos de la Universidad de Texas A&M, logró que germinaran y se desarrollaran semillas de garbanzos, en distintas variedades de suelo lunar, un avance de la ciencia sin precedentes.
Para el experimento, se simularon las condiciones ambientales de la luna, utilizaron raíces, lombrices y hongos. Jessica Atkin de la Universidad de Texas A&M y Sara Oliveira Pedro dos Santos estudiante de doctorado de la Universidad Brown, lideraron el experimento y descubrieron que a través de los gusanos podían crear vermicompost, un abono rico en nutrientes.
Obstáculos durante el experimento
Los expertos, también utilizaron Hongos Micorrízicos Arbusculares (HMA), este es un tipo de hongos que vive en simbiosis con las raíces de las plantas.
En este sentido, la Luna no cuenta con un suelo como el del planeta Tierra ya que su superficie se compone de regolito, que es un polvo suelto con pedazos de rocas fragmentadas generadas por los impactos de meteoritos.
Además, el suelo lunar es muy poroso, de baja densidad, no posee nutrientes y es tóxico debido a los metales pesados que lo componen, según los estudios científicos de agencias espaciales.
La solución a los obstáculos presentados fueron el uso de lombrices que aportaron nutrientes al suelo lunar, y los Hongos Micorrízicos Arbusculares que se encargaron de absorber y proteger a las plantas de garbanzos de los metales pesados que tiene el suelo de nuestro satélite natural.
Proceso del experimento
Debido a la poca disponibilidad de muestras de suelo lunar traídas por la misión Apolo, los científicos replicaron muestras del suelo real lo más parecido posible y crearon contenedores con un 25 % y un 100 % de imitación de regolito lunar mezclado con excremento de gusanos. La mitad de las semillas fueron inoculadas con hongos, y el restante tuvieron que valerse por sí solas.
Las plantas cultivadas en suelos con mayor presencia de regolito lunar mostraron un crecimiento reducido con menos hojas y ramas, lo que se le atribuye a la falta de retención de agua en el suelo lunar.
Por el contrario, las plantas que no tenían protección fúngica comenzaron a morir a partir de la décima semana. Sin embargo, las plantas que se desarrollaron en suelos con hasta un 75% de composición lunar mostraron resultados prometedores y florecieron a pesar de presentar deficiencia de clorofila.
Las plantas que se desarrollaron en suelos con presencia de hongos resultaron con un aspecto más saludable y tuvieron mayor tiempo de vida, incluso en suelos lunares puros, estas lograron florecer y producir semillas, pero les llevó más tiempo en desarrollarse, concluyó el experimento.
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Con este logro la humanidad se encamina hacia la necesidad de utilizar recursos lunares y marcianos, para desarrollar fuentes de alimentos sostenibles.
Este innovador experimento ofrece diferentes e invaluables perspectivas sobre cómo las plantas pueden enfrentarse a condiciones fuera nuestro planeta.
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Asimismo, representa un avance hacia la agricultura lunar sobre todo ante una escasez alimentaria en la Tierra, como la sostenibilidad alimenticia para las misiones espaciales.