Los llamados incendios de sexta generación o megaincendios, aunque carecen de una definición estándar, se distinguen por su extrema extensión, comportamientos y consecuencias.
Una investigación publicada en Global Ecology and Biogeography, analizó una centena de estudios sobre este fenómeno, identificando que un megaincendio abarca más de 10,000 hectáreas de terreno afectado.
Estos incendios se distinguen por su alta intensidad y velocidad de propagación, además de proyectar pavesas (pequeñas partículas inflamadas) capaces de superar cortafuegos.
«Incendios de sexta generación se refiere a aquellos incendios tan intensos que modifican la dinámica atmosférica superior, generando vientos de difícil predicción», explicó Inazio Martínez de Arano, director de la Oficina Regional del Mediterráneo del Instituto Forestal Europeo.
Cambio climático provoca incendios extremos
Además, Martínez de Arano, advierte que “el cambio climático está provocando que haya más días de muy alto riesgo de incendio, así como extendiendo el área amenazada”, y aseguró que es “otro factor que está incrementando la frecuencia de incendios extremos es la expansión del bosque por el abandono rural”.
En un contexto donde los factores limitantes para la extinción pueden transformar un incendio en uno de mayor envergadura, el aumento de temperaturas, olas de calor, sequías y la acumulación de materia orgánica y maleza en los bosques, contribuyen a la generación de incendios forestales.
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Los rasgos distintivos de un incendio se determinan en situaciones donde hay un factor que restringe la capacidad de extinguirlo, lo que potencialmente puede convertirlo en un gran incendio forestal.
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Los incendios de primera generación, menos destructivos, suelen ser controlables y limitados en tamaño y daño. A medida que avanzan las generaciones, desde segunda hasta quinta, estos incendios crecen en tamaño, intensidad y dificultad para mitigarlos.
