La nueva Ley “Daños en línea” atenta contra la libertad de expresión en Canadá, según expertos
La nueva Ley “Daños en línea” atenta contra la libertad de expresión en Canadá, según expertos

Expertos advierten que el proyecto de “Ley de Daños en Línea”, o “C-63”, impulsado por el Gobierno de Canadá que penaliza, hasta con cárcel, por publicaciones en redes sociales, atenta contra la libertad de expresión.  

La directora ejecutiva de  la Asociación Canadiense de Libertades Civiles, Noa Mendelsohn Avi, advirtió: “El proyecto de ley C-63 corre el riesgo de censurar una variedad de expresiones, desde reportajes periodísticos hasta conversaciones saludables entre jóvenes menores de 18 años sobre su propia sexualidad y sus relaciones”.

El proyecto de Ley, pretende aumentar la pena de cinco años por promover el genocidio, sin embargo, los organismos en derecho cuestionan la determinación subjetiva de quien emita la sentencia, en este caso desde el Estado.

En este sentido, Jonathan Turley, experto en derecho en Estados Unidos, aseguró que “Es muy probable que no acabe ahí” porque la ley permitiría imponer castigos para quienes «apoyen el genocidio», pero al momento de entrar en vigencia, los demás sectores exigirán se castigue a todo aquel que no esté de acuerdo con sus ideas.

“Es el ataque más agresivo contra la libertad de expresión” en la historia moderna del país, una vez aprobada “cualquier canadiense podría ser procesado… Por cualquier cosa que diga que otra persona pueda considerar como odio”, denunció el Centro de Justicia para las Libertades Constitucionales (JCCF) de Canadá, organización que busca frenar el proyecto restrictivo en el uso de redes sociales.

Más advertencias sobre el proyecto de “Ley de Daños en Línea”

Además, el organismo canadiense, explicó: “Los burócratas no elegidos y que no rinden cuentas, la mayoría de ellos activistas progresistas y despiertos, decidirán si su comentario es “odioso” desde su punto de vista subjetivo”.

La institución especializada en derecho, expuso desde su cuenta en X, que la Ley de Daños en Línea mandataría que un ciudadano acusado por una publicación que otra persona consideró ofensiva, llegue a pagar al gobierno federal 50 mil dólares, más hasta 20 mil dólares a la “víctima”. Es decir, un techo de $70,000, más el pago de su defensa.

En ese contexto, refiere sobre el proyecto de ley canadiense, que el demandante no tendría riegos al interponer una acusación infundada, porque si no da a lugar la denuncia, la presunta víctima no tendrá que pagar nada.

Demandas a ciegas para los acusados

Si el proyecto de Ley de Daños en Línea progresa, “la Comisión Canadiense de Derechos Humanos ni siquiera necesitará identificar a una víctima de su discurso supuestamente “de odio”. La Comisión podrá procesarlo sobre la base de una denuncia anónima para que no pueda enfrentar a su acusador, hacerle preguntas o incluso saber el nombre o la identidad de su acusador”, refirió la JCCF.  

Bajo ese argumento denunció: “En una democracia avanzada bajo el Estado de derecho, un ciudadano tiene derecho a saber quién es su acusador, a enfrentarlo y a interrogarlo (o a que su abogado cuestione a su acusador). La Ley de Daños en Línea quitaría estos derechos básicos a los canadienses y expondría a todos los ciudadanos al riesgo de un procesamiento por parte de la Comisión Canadiense de Derechos Humanos basado en denuncias anónimas”.

La escritora canadiense, Margaret Atwood, escribió en su cuenta de X: “Si este relato de lo que es el proyecto de ley es cierto, es un regreso a la época de las ‘lettres de cachet’, en relación a las misivas enviadas por el rey de Francia mandatando encarcelamientos sin juicio, conocidas como “órdenes reservadas”.

JCCF resaltó que en el escenario que se presentara un caso ante la Comisión Canadiense de Derechos Humanos, el acusador no necesitaría evidenciar que tuvo una pérdida o daño como resultado de su discurso; simplemente afirmaría que el acusado emitió un “discurso de odio”. “Los burócratas despiertos, no electos y que no rinden cuentas se basarán en sus propias opiniones subjetivas para determinar su culpabilidad o inocencia”.

“La Ley de Daños en Línea permitiría a miles de activistas presentar denuncias de derechos humanos contra el discurso de personas con las que no están de acuerdo. Incluso si muchas de estas quejas son desestimadas, los buenos canadienses seguirán viéndose obligados a gastar tiempo y dinero en defenderse”, increpó el organismo de la nación norteamericana.  

“Mientras tanto, los activistas que presenten las denuncias no pagarán nada. Su próximo comentario salado en YouTube o publicación X podría hacer que lo lleven ante la Comisión Canadiense de Derechos Humanos y le ordenen pagar decenas de miles de dólares”, enfatizó.

Otro aspecto que cuestiona el reconocido ente canadiense es que se crearía una Comisión de Seguridad Digital para fiscalizar nuevas restricciones creadas por el gabinete federal, para “censurar los servicios de redes sociales”.

“Estos políticos también determinarán las sanciones por violar esas reglas. La Comisión de Seguridad Digital investigará, procesará y sancionará a los proveedores de servicios de redes sociales que incumplan las nuevas medidas de censura”, expuso la JCCF.

“Acusaciones falsas y delitos de pensamiento”

Sin embargo, el gobierno canadiense asegura que la ley ayudará a que las plataformas en línea sean más seguras. El proyecto de ley podría imponer castigos si hay motivos razonables para creer que alguien cometerá un delito de odio.

Turley, define el parámetro legal canadiense  como un ataque a la libertad de expresión, debido a que el nuevo proyecto legal aumenta las penas para “todo lo que se considere discurso de odio”, lo que quedaría a interpretación subjetiva de la justicia canadiense.

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Bajo esa premisa, el catedrático en Psicología, Jordan Bernt Peterson, sobre el asunto de la polémica ley restrictiva de contenido en redes sociales: “si hasta la madre de las feministas progresistas de Canadá piensa que el proyecto de ley es peligroso, entonces tal vez el resto de nosotros deberíamos pensarlo dos veces”. La ley podría abrir “las posibilidades de venganza, acusaciones falsas y delitos de pensamiento”, añadió Bernt.

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“La (ley) más chocante de todas las leyes totalitarias, antiliberales y contrarias a la ilustración que se han introducido en el mundo occidental en décadas”, coincidió en los argumentos el reconocido escritor norteamericano, Stephen Moore.