En un momento de creciente preocupación, el Canal de Panamá enfrenta desafíos hídricos sin precedentes, debido a la disminución de las lluvias relacionada con el cambio climático y la influencia del fenómeno de “El Niño”.
La amenaza de un agotamiento hídrico se cierne sobre esta vía marítima vital que facilita aproximadamente el 6 % del comercio marítimo global, según informaron las autoridades en una rueda de prensa.
«La gran desventaja que tiene el Canal de Panamá, como ruta marítima, es el hecho de que nosotros operamos con agua dulce, mientras que las otras rutas marítimas [como el Canal de Suez] utilizan agua de mar”, destacó el administrador del Canal, Ricaurte Vásquez, durante la conferencia de prensa.
Pérdidas por 200 millones de dólares
La mengua en las precipitaciones ha llevado a la imposición de restricciones en el calado de los buques, lo que resultará en una reducción de aproximadamente 200 millones de dólares en los ingresos del Canal para el año 2024. Mientras tanto, la estimación de ingresos para el 2023, se sitúa en 4 mil 900 millones de dólares, según informó Vásquez.
“Tenemos que encontrar soluciones para poder seguir siendo una ruta relevante para el servicio al comercio internacional. Si no nos adaptamos, entonces vamos a fallecer”, advirtió el administrador ante los medios.
Complicaciones en el calado del Canal
El calado ha sido restringido hace unos meses a 43 pies (13.11 metros), dos pies menos de la profundidad permitida anteriormente. Esta importante ruta de tránsito, apropiada por EE.UU., en 1914 y en manos panameñas desde el 31 de diciembre de 1999, ha tenido que hacer ajustes para mantener su operatividad.
“La severidad de esta crisis es atípica, es muy alta. Así que vamos a pensar que nosotros, desde aquí hasta 30 de septiembre del próximo año, debemos estar operando con restricciones de calado”, agregó Vásquez.
La cantidad de buques que atraviesan el Canal ha disminuido, pasando de un promedio de 40 diarios en 2022 a 32 en la actualidad, como medida de conservación de agua, recurso vital para operar las esclusas. Cada tránsito implica la liberación de 200 millones de litros de agua al mar.
Debido a la restricción de calado, algunos buques han optado por descargar contenedores en el puerto pacífico de Balboa y recargarlos en Colón (Caribe) después de cruzar el Canal. Estos contenedores son luego transportados de costa a costa en ferrocarril, lo que genera demoras, aunque no necesariamente costos adicionales significativos para las navieras, ya que el peaje interoceánico se reduce debido a la menor carga.
Caída en las ganancias económicas para 2024
Vásquez mencionó que el buque “Ever Max”, de bandera de Singapur, adoptó esta modalidad esta semana, logrando establecer un récord al transportar más de 15 mil contenedores y pagando 1.5 millones de dólares en peaje.
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El administrador resaltó que “la falta de agua, solamente medido en términos de peajes, ya da un precio de 200 millones de balboas (dólares)” en los ingresos proyectados para 2024.
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Si la sequía persiste y las restricciones de calado continúan, el Canal corre el riesgo de perder clientes, ya que las navieras podrían optar por rutas alternativas. A pesar de la falta de agua dulce, la opción de emplear agua de mar está descartada debido a las dificultades que implicaría en términos de excavación y recursos.