En el aniversario del establecimiento de la independencia de Checoslovaquia, se realizó una protesta en Praga, capital de la República Checa; con la participación de “decenas de miles de personas”, que se manisfestaron en contra del Gobierno actual del país y su implementación de sanciones antirrusas, que están provocando una crisis energética.
Los protestantes se reunieron para exigir la dimisión del primer ministro conservador Petr Fiala y su coalición por el mal actuar ante la crisis energética, además de pedir que se eliminen las sanciones en contra de Rusia, pues según los protestantes “Rusia no es un enemigo”, recogen medios locales.
“Este gobierno es absolutamente anticheco. Solo sirve a Bruselas (centro de la Unión europea), al poder estadounidense y a la OTAN. No tiene en cuenta los intereses de los ciudadanos checos”, dijo Pavel Nebel, de 53 años, citado a través de Reuters.
El Gobierno tiene dos deberes: garantizar nuestra seguridad y la prosperidad económica. Este Gobierno no cumple ninguno de estos deberes», afirmó uno de los presentes en la manifestación, denominada “República Checa en primer lugar”.
Los organizadores, Jiří Havel y Ladislav Vrábel, fueron los mismos que impulsaron las protestas del 3 de septiembre ante el aumento de los precios en la energía y contra la pertenencia del país en la OTAN y la Unión Europea, donde asistieron alrededor de 70 mil personas, en el mismo sitio.
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“Queremos dar un giro de 180 grados al rumbo político de nuestro país. Queremos lograr este cambio de una manera no violenta”, dijo Havel. El segundo de los organizadores, Ladislav Vrábel, expresó que el gobierno debería dimitir, convocar nuevas elecciones y que «expertos pro-nacionales» deberían hacerse cargo de la dirección del país.