El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, declaró recientemente que «ningún Estado estará seguro hasta que Israel esté bajo el control del derecho internacional y se considere obligado a respetarlo».
En este contexto, Erdogan condenó la ofensiva israelí en Rafah, calificándola como un acto de «barbarie perpetrado por un loco, un psicópata, un vampiro sediento de sangre», en clara referencia al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
El mandatario de Turquía subrayó que «ninguna creencia justifica la quema hasta la muerte de civiles inocentes en sus tiendas de campaña». Aseguró que «la comunidad global está siendo testigo en directo de la barbarie de Netanyahu, a quien calificó como un enfermo mental, un maníaco, un psicópata y un vampiro que se alimenta de sangre».
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En relación con la orden dictada por la Corte Internacional de Justicia (CIJ), el líder turco señaló que «es imperativo evitar que Israel destruya el último resquicio de fe en la administración de justicia».
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Erdogan insistió en la creación de una «alianza de la humanidad» para trabajar conjuntamente y poner fin a la violencia en Gaza, antes de que «Netanyahu y su red asesina se salgan completamente de control».