Un reciente informe ha traído a la luz el “brutal” sistema penitenciario y legal en Estados Unidos, donde la edad mínima para ser encarcelado en algunos estados oscila entre los 10 y los 13 años, convirtiéndose, además, en el único país en el que los niños pueden ser condenados a cadena perpetua.
Recientemente, el organismo estadounidense Fondo de Defensa de los Niños, radicado en Washington, ha destacado con preocupación que la niñez principalmente “en situación de pobreza, de color, con discapacidades, con problemas de salud mental y abuso de sustancias, sujetos a abuso y/u otra violencia, o de las comunidades LGBTQ”, pasan de estar en sus escuelas y hogares a formar parte de la lista de reos en los Sistemas de Justicia Juvenil o Penal para Adultos.
Asimismo, el informe reveló que solo en 2019, más de 696,000 niños y adolescentes, y en una sola noche de ese año 653, fueron encarcelados en prisiones de adultos.
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Distintos organismos internacionales, han señalado que esta situación viola la Convención Internacional de los Derechos de la Niñez, que define como niño o niña a toda persona menor de los 18 años. Además, en su artículo 37 establece la prohibición de penalizar con cadena perpetua a toda persona menor de 18 años. Sin embargo, esto no afecta a Estados Unidos que, sumado a Somalia, son los únicos países del mundo que no han ratificado dicha convención.
La situación se agrava cuando a esto se sima que existen cerca de 10 mil niños y niñas que se encuentran confinados en prisiones para adultos. Y es este otro de los principales problemas que enfrenta el Sistema de Justicia estadounidense.
Retroceso en sistema de justicia
Estados Unidos estableció en el año 1954 la división del Sistema de Justicia Especializado para Jóvenes en conflicto con la Ley Penal. Sin embargo, entre la década de 1980 y 1990 se registraron regresiones en este sentido, debido a una intensa propaganda sobre “depredadores adolescentes”, generaron en la población la percepción que los menores de edad no estaban siendo “castigados” con el “suficiente rigor” que merecían, según un artículo de la Oficina de Justicia Juvenil y de Prevención de la Delincuencia, del Departamento de Justicia de los EE.UU., publicado en el 2011.
En 1994, por ejemplo, se aprobó la Ley Federal para Control y Castigo de Crímenes Violentos, que permite que niños de tan solo 13 años sean procesados como adultos en las cortes federales de ese país. Para el año 2000 un niño de solo diez años podía ser juzgado como adulto, y en algunos estados ni siquiera había edad mínima que regulara este proceso, según la Prensa Nacional de Academias, de los EE.UU.
Debido a la soberanía jurisdiccional de cada uno de los 50 estados que conforman la nación norteamericana., dependiendo de dónde sea juzgado, un menor de edad podrá ser considerado adulto, haya o no, cumplido los 18 años. En 2011, toda persona mayor de 16 años era considerada adulta en 10 estados (Georgia, Illinois, Luisiana, Massachusetts, Michigan, Misuri, New Hampshire, Carolina del Sur, Texas y Wisconsin); por otra parte, la mayoría de edad se alcanzaba a los 15 años en tres estados (Nueva York, Connecticut y Carolina del Norte) del país.
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Según el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, aún existen 21 estados donde no hay una edad específica para ser juzgado como adulto, y en otros 26 todo niño o niña entre los 10 y 14 años son “susceptibles” de ser transferidos al Sistema Judicial para Adultos.
Sumado a esto, la organización Proyecto Sentencia, registró que, uno de cada cinco condenados a cadena perpetua se encuentra en EE.UU., lo que revela un “carácter altamente punitivo de la justicia estadounidense” más enfocada hacia el castigo del crimen que en la prevención y rehabilitación de los criminales, según su director Marc Mauer.
Finalmente, los datos del Instituto de Investigación para Políticas sobre Criminalidad y Justicia (ICPR por sus siglas en inglés) y del Informe Mundial de Prisiones (WPB), demuestra que, EE.UU. tiene una población reclusa de más de dos millones de personas. China por su parte posee un aproximado de dos millones 340 mil reclusos. No obstante, China posee una población de 1 mil 500 millones de habitantes en comparación con los casi 330 millones de habitantes que posee EE.UU., donde 629 personas de cada 100 mil, están recluidas.