La situación alimenticia se ha agudizado en 19 «puntos críticos de hambre», y en consecuencia, actualmente, las poblaciones sufren mayor «inseguridad alimentaria aguda» en todo el mundo, según registra en un informe la FAO.
En el documento, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (WFP), revelaron los principales factores que han incidido en el aumento del hambre en las distintas regiones del planeta, siendo los conflictos, el cambio climático, la inflación generada por la inestabilidad económica, la pandemia, y la crisis en Ucrania, a la que se suma el aumento de los precios de los combustibles.
De acuerdo a los pronósticos del organismo, a nivel mundial se espera que alrededor de 970, 000 personas, enfrenten una situación de «hambre catastrófica». Entre los países con más riesgo están; Afganistán, Etiopía, Sudán del Sur, Somalia y Yemen, donde el hambre y la muerte son una realidad diaria, y en los que se pueden alcanzar niveles extremos de mortalidad y malnutrición, indica el informe.
Inseguridad alimentaria, una realidad mundial
Por otro lado, las instituciones prevén que en regiones como; Somalia, Etiopía, y Kenia, alrededor de 26 millones de personas enfrenten «los peores niveles de inseguridad alimentaria». Al no presentarse ninguna «respuesta humanitaria», los expertos, visionan que al finalizar el año 2022 más de «cuatro niños o dos adultos por cada 10.000 personas morirán cada día en estas zonas».
David Beasley, director del Programa Mundial de Alimentos, manifestó que ante este panorama «crítico», es de suma importancia triplicar los mecanismos de ayuda «a los que están en grave peligro de morir de hambre», en particular a los que viven «en Somalia y otros puntos críticos hambre del mundo».
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Al mismo tiempo, la FAO, urge «una acción humanitaria para salvar vidas», ya que pronostica que, de octubre de 2022 a enero de 2023, «la inseguridad alimentaria aguda empeore» y particularmente esto podría afectar a «los países en condiciones de pobreza», las poblaciones que aún enfrentan los efectos de la COVID-19, el alza de los precios, suministros de alimentos y fertilizantes, además de los golpes de la emergencia climática.
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Asimismo, el texto presentado recientemente, detalla que la República Democrática del Congo, Haití, Kenia, el Sahel, Sudán y Siria, continúan siendo «muy preocupantes», para el órgano internacional, debido al «deterioro de sus condiciones». En el mismo, enciende las alarmas para la República Centroafricana y Pakistán.
En la región centroamericana, Guatemala y Honduras, se han convertido en países vulnerables de hambre, añade el informe de la ONU.
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