
El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, advirtió sobre los planes de la OTAN de incrementar su presencia y operaciones en el Ártico, lo que amenaza con alterar el equilibrio y la estabilidad de una región que históricamente se ha considerado un espacio de diálogo y cooperación.
«No pueden dejar de causar preocupación los planes de intensificación de la actividad de la OTAN en el Ártico, que nosotros, al igual que la mayoría de los países sensatos, quisiéramos ver como una zona de paz y cooperación», declaró el canciller ruso durante su intervención en la III Conferencia Internacional de Seguridad Euroasiática de Minsk.
Lavrov recordó que los países miembros del Consejo Ártico acordaron mantener ese territorio como un ámbito para la colaboración pacífica y el intercambio científico, pero señaló que las potencias occidentales “han decidido romper ese consenso” con el propósito de aislar a Rusia incluso en los foros multilaterales.
En este sentido, acusó a los gobiernos europeos de socavar los principios de cooperación que habían regido en el norte polar durante décadas.
El diplomático ruso alertó además sobre el incremento de la actividad militar en el continente europeo, mencionando la ampliación del presupuesto del complejo militar-industrial y los ejercicios a gran escala que buscan fortalecer la logística de la OTAN para el traslado de tropas hacia el frente oriental.
Subrayó que, incluso, se está utilizando infraestructura de países que no forman parte de la alianza, lo que, a su juicio, representa una escalada innecesaria.
Rusia necesita garantías de que una nueva reunión entre los presidentes, Vladímir Putin y Donald Trump, genere resultados concretos, afirmó el canciller Serguéi Lavrov. Durante la Conferencia Internacional de Seguridad Euroasiática en Minsk, recordó que Moscú ya respaldó las… pic.twitter.com/CdpBhSGIFQ
— JP+ (@jpmasespanol) October 28, 2025
Frente a las acusaciones de que Moscú representa una amenaza para Europa, Lavrov aseguró que Rusia no ha tenido ni tiene planes de atacar a ningún país miembro de la OTAN ni de la Unión Europea.
Calificó estas versiones como “un disparate” inventado por los líderes occidentales para justificar su política de confrontación y mantener el miedo como herramienta de cohesión interna.
A su juicio, este tipo de maniobras no solo ponen en riesgo la estabilidad regional, sino que también erosionan los canales de diálogo que deberían prevalecer entre las grandes potencias para preservar la paz mundial.




